Esta mezcla de granadas y vino tinto se la llevo viendo comer a mi padre toda la vida. Siempre el mismo ritual. Limpia una buena cantidad de granadas, con toda la paciencia que esto conlleva, coloca los granos en un bol grande y les hecha unas cucharadas de azúcar. Revuelve bien y añade un buen chorro de vino tinto. El proceso termina dejando macerar las granadas en el vino unas horas e incluso días, ya que sólo va extrayendo un bol de ración cada vez que le apetece este postre. Y la mezcla termina siendo deliciosa, porque con la maceración se evapora el alcohol y se combinan los sabores. ¡Tenéis que probarla!.
Nosotros vamos a versionar este postre realizando una Carlota suave y cremosa, con un sabor dulce y adictivo. Para ello primero elaboraremos un almíbar de vino tinto que utilizaremos para bañar los bizcochos de Soletilla y para rematar la decoración, mezclándolo con gelatina. Después haremos una bavaroise de granada, mezclando una crema inglesa hecha con el zumo de granada, con gelatina y nata (crema de leche) semimontada. ¡Ya veréis que rica!. Para obtener el zumo de granada podemos simplemente exprimirlas con un exprimidor de cítricos. También existe la opción de triturar los granos y colarlos por un fino. Dicen que al romper las semillas del interior, éstas aportan mal sabor. Quizás sean porque amargan un pelincillo, pero es un sabor completamente inapreciable al final. Vosotros elegís.
Si queréis, también podéis hacer los bizcochos de Soletilla en casa, tenéis la receta aquí. También podéis consultar cómo batir nata (crema de leche) y conseguir el punto de semimontado aquí.
Cuando hicimos la receta de la "Carlota o Charlota de caqui y mandarina", me centré tanto en la vida, obra y milagros de los caqui, que al final no quedó hueco para repasar un poco la historia de estos postres tan suaves y deliciosos. Parece ser que la Carlota o Charlotte original era de origen inglés, se inventó a finales del siglo XVIII y recibió su nombre en honor a la reina Charlotte, esposa de Jorge III de Reino Unido. Era un postre más parecido a un pudin, ya que se cocía en el horno y se elaboraba con pan o brioches, mantequilla y puré de manzanas o ciruelas.
Fue el genio gastrónomo Marie-Antoine Carême, uno de los hombres más importantes dentro de la historia de la gastronomía, quien modificó esta elaboración y le dio la forma que conocemos actualmente, con los bizcochos de Soletilla por fuera y una crema bávara o bavaroise en el interior (mezcla de gelatina, crema inglesa y nata (crema de leche)). Al principio la llamó "Charlotte París" para distinguirla de la Carlota inglesa. Sin embargo, más tarde, cuando trabajaba en las cocinas del Zar Alejandro I, le cambió el nombre a "Charlotte russe" (Carlota rusa), con el que se conoce a este postre por todo el mundo.
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Carlota o Charlota de granada y vino tinto
Ingredientes
- Para el exterior y la decoración
Soletillas - 22-24 uds
Vino tinto - 250 ml
Agua - 250 ml
Azúcar - 250 g
Hojas de gelatina - 2 uds
- Para la bavaroise de granada
Zumo de granada - 500 ml (unas 4 granadas)
Huevos L - 2 uds
Nata (crema de leche) para montar - 500 ml
Azúcar - 100 g
Hojas de gelatina - 7 uds
Elaboración
Comenzamos preparando el almíbar de vino tinto. En un cazo, ponemos a calentar el vino tinto, junto con el agua y el azúcar, bien varillados. Cuando comience a hervir, mantenemos la mezcla al fuego unos 10-12 minutos, para que se evapore bien el alcohol y coja un poco de cuerpo. Retiramos del fuego y dejamos templar a temperatura ambiente.
Preparamos un molde desmontable de unos 24-26 cm de diámetro. Esta carlota es muy difícil de desmoldar, así que hay que preveerlo. La forma menos complicada es no retirarla de la base del molde y usar ésta como plato de servir, entonces es mejor protegerla con un poco de papel de hornear. Sin embargo, si buscáis una mejor presencia, podéis utilizar sólo los laterales del molde desmontable y montar la carlota directamente en el plato de servir o, usar el molde completo y congelarla para poder moverla.
Utilizando el lateral del molde para guiarnos, cortamos los bizcochos de soletilla de forma que queden un poco por encima del borde del mismo. Los bañamos ligeramente en el almíbar de vino tinto, retirando el exceso, y los distribuimos bien colocaditos por todo el lateral y la base de la carlota. Reservamos en la nevera. El almíbar que sobra lo guardamos para la decoración final.
Exprimimos las granadas hasta conseguir los 500 ml de zumo. Colamos por un fino y ponemos a calentar. Dejamos hervir unos 8-10 minutos para que se evapore parte del agua y se acentúe el sabor. Retiramos del fuego para que deje de hervir.
En un bol, batimos los 2 huevos. Echamos parte del zumo sobre los huevos batidos, para atemperarlos, mezclamos y devolvemos toda la mezcla de nuevo al cazo. Continuamos calentando, removiendo continuamente con una pala, hasta que la mezcla alcance los 85 ºC o al pasar un dedo por la pala, el rastro quede marcado. Es importantísimo que no hierva, porque entonces se cortaría. Retiramos del fuego y dejamos templar a temperatura ambiente. Si no queda una crema muy lisa, podéis refinarla pasándole la batidora de mano.
Hidratamos las 6 hojas de gelatina en agua fría. Separamos un poco de la nata (crema de leche) en un cazo y la calentamos lo justo para que se disuelva la gelatina. Reservamos a temperatura ambiente hasta que temple.
Cuando todas las preparaciones estén atemperadas, semimontamos la nata (crema de leche) junto con el azúcar, hasta que forme picos pero no esté completamente dura.
Ahora hay que actuar rápido porque el frío de la nata (crema de leche) activará la gelatina. Comenzamos mezclando la crema inglesa de granada con la nata (crema de leche) que tiene la gelatina disuelta, que agregaremos colándola, para que no quede ningún grumo. Después añadimos la nata montada (crema de leche) en 2 tandas, incorporándola con una lengua y movimientos envolventes. Mezclamos concienzudamente y vertemos la mezcla en el molde que tenemos preparado con las soletillas. Alisamos la superficie y golpeamos el molde contra la mesa, para que se asiente la bavaroise. Guardamos en la nevera hasta que solidifique. Unas 4-6 horas.
Pasado este tiempo, hidratamos 2 hojas de gelatina y las disolvemos en unos 200 ml del almíbar de vino tinto restante, que habremos colado y calentado un poquito al fuego. Lo dejamos enfriar y lo vertemos sobre la bavaroise de granada ya cuajada. Guardamos en la nevera hasta que endurezca. En menos de 1 hora ya estará lista para servir.
Espero que os guste. ¡Besotes!.