Los garbanzos eran el plato de domingo en casa de mis padres. Y yo, que de niña era muy mala comedora, los odiaba.
Bueno, me comía con gusto todo lo que llevan los garbanzos: la sopa, las patatas, el embutido...pero a las pobres legumbres no quería verlas ni en pintura.
Y, por casualides de la vida, a mi marido le encantan. Hasta ahora no los había hecho nunca, bueno...no voy a mentir, hace meses preparé ropa vieja y me comí un puñado a regañadientes.
Pero me apetecía tanto probar a hacerlos en la Crock-Pot los preparé. Pensando en que al menos podría comer el resto del plato.
Para mi sorpresa, los disfruté muchísimo. Tanto que ya estoy pensando en la próxima vez que los haga.
INGREDIENTES (para 4 personas):
Garbanzos: 500 gramos.
Chorizo: 1.
Morcilla: 1.
Lacón: un trozo.
Hueso de caña: 1.
Patatas: 2.
Tocino: un trozo.
Zanahoria: 1.
ELABORACIÓN:
La noche anterior ponemos los garbanzos en remojo, necesitan un mínimo de 12 horas. Es importante que el agua del remojo sea de mineralización débil, así que si el agua de nuestra zona no lo es pondremos agua mineral.
Al día siguiente escurrimos los garbanzos y los lavamos bien. Metemos los garbanzos en una red y los colocamos en la Crock-Pot-. Echamos el resto de los ingredientes en la Crock-Pot y cubrimos con agua. Programamos 10 horas en alta. 3 horas antes de que se acabe la cocción añadimos las patatas en rodajas de 1 centímetro.
Sacamos los garbanzos, el compango y las patatas y colamos el caldo, que pondremos al fuego con unos fideos.
En mi casa los garbanzos se aliñan con vinagre. ¿Los habéis probado así?