La pasta lo tiene todo. Se podría vivir, y bien, sólo de pasta, dado que se presta a cientos, si no miles, de formas de ser preparada. Y aunque estamos acostumbrados a comprarla ya hecha y seca ¿por qué no hacerla nosotros mismos en casa? Es barata, es fácil de hacer, es sana, y no lleva tiempo. Además comer la pasta que ha hecho uno mismo es muy, muy, muy gratificante, sin contar que se está comiendo un plato de gran calidad gastronómica. ¿Se necesitan más excusas para ponerse a ello?
Además sólo se necesitan dos ingredientes para hacer la pasta original: harina de trigo y huevo. 125 g. de harina y un huevo por persona, es decir, medio kilo de harina y cuatro huevos para cuatro personas. Y no hay más que mezclarlo bien (se puede añadir un poco de agua si la masa está muy seca, o un poco de harina si está muy húmeda) y dejar reposar la masa en torno a una hora envuelta en film transparente; así los ingredientes se integrarán mejor, la masa se volverá más elástica y será más fácil estirarla después. A partir de este punto se suele emplear una máquina especial para estirar la pasta, pero la verdad es que con un rodillo normal y corriente es suficiente. Una vez lograda una masa muy fina, se cortan las formas que se deseen. Esta masa es apta para realizar cualquier tipo de pasta. Lo más cómodo es enrollar la masa y cortarla en tiras finas, así es como se hacen los tagliateli, que son una especie de tallarines anchos. ¿Te apuntas?
Si quieres ver el proceso en detalle y, por supuesto, contado de una forma amena y divertida, puedes ver el vídeo que hay aquí debajo. ¡Que aproveche!