Los objetivos nutricionales durante la infancia tienen como principales retos lograr un crecimiento adecuado, evitar el déficit de los nutrientes necesarios y la prevención de enfermedades cuando se llegue a la edad adulta.
¿Cumplen los niños y jóvenes con las recomendaciones nutricionales?
Los especialistas en nutrición afirman que la distribución del aporte calórico diario total ha de ser un 25% en el desayuno, un 30% en la comida, un 15% en la merienda y un 30% en la cena.Sin embargo, el estudio nutricional EnKid, que tiene entre sus objetivos observar la aportación del desayuno y el consumo de cereales en la dieta diaria de la población, así como relacionarlo con el estado nutricional, ha revelado que, a pesar de estas recomendaciones, la realidad es muy diferente. Según EnKid, un 8,2% de la población infantil y juvenil española sale de casa sin desayunar, una opción nada recomendable si se quiere mantener el suficiente nivel de energía.
Asimismo, el 4,1% de la población que formó parte del estudio no ingiere ningún tipo de alimento durante toda la mañana, por lo que mantiene el ayuno desde la cena del día anterior. Además, se desprende que el aporte energético del 32% de la población es menor a las 200 kcal, cantidad que se encuentra por debajo de las recomendaciones de los especialistas.
El desayuno para niños y jóvenes
En la edad infantil, es una de las comidas más importantes del día. Debe realizarse sin prisa y ha de incluir cereales, lácteos y frutas. Los cereales suponen una parte imprescindible de la primera comida, ya que los niños y jóvenes obtienen de ellos energía para desarrollar sus actividades diarias así como lograr un crecimiento adecuado.Diversos estudios científicos señalan que los niños que toman cereales en el desayuno realizan una ingesta superior de minerales y vitaminas, mientras que los niños que no lo hacen regularmente obtienen un menor aporte diario de vitaminas A y B6.
También cumplen una función importante en los adultos, ayudando a equilibrar la alimentación gracias al aporte de hidratos de carbono, vitaminas y minerales. Ingerir cereales favorece la ingesta del calcio que proviene de la leche, al mismo tiempo que aportan el 25% de la cantidad diaria recomendada de vitaminas del grupo B y el 17% de hierro. Además, nos suministran fibra, que ayuda a reducir la absorción de colesterol y facilita el tránsito intestinal.
Los lácteos, como leche o yogures, son una fuente de proteínas, hidratos de carbono (lactosa) y minerales como el zinc, el magnesio y, cómo no, el calcio, de gran importancia en la infancia, cuando aún no se ha finalizado la etapa de crecimiento. La ingesta de fruta es también esencial para completar la primera comida del día, tanto fresca como en refrescantes zumos, ya que supone una gran fuente de vitaminas.