Empiezas el día después de un periodo de ayuno. Un periodo que dependiendo de la hora de la cena y las horas de sueño suele durar entre ocho y doce horas. Esto trae como consecuencia que los niveles de glucosa en sangre estén bajos, y te doy un dato; el cerebro necesita glucosa para funcionar. Si no desayunas correctamente es imposible que tu cerebro rinda al cien por cien. Puede que estés acostumbrado a no desayunar y no notes esa deficiencia pero es así. También reponer las reservas de glucosa es esencial para que nuestro rendimiento físico sea adecuado, los músculos utilizan la glucosa que obtenemos de los alimentos para funcionar.
Aparte de los beneficios que tu cerebro y tus músculos reciben al empezar el día con un buen desayuno, encontramos muchos otros como por ejemplo el hecho de que ayuda a bajar de peso. En un proceso de adelgazamiento no interesa saltarse comidas ni por supuesto pasar hambre. Muchos estudios concluyen que hay menor incidencia de obesidad entre las personas que desayunan.
Muchas personas que vienen a mi consulta afirman pasar el día sin desayunar o apenas tomar un café con un par de galletas, no almorzar nada a media mañana, comer rápido en el trabajo y al llegar a casa por la noche se les despierta una bestia feroz que devora cualquier alimento a su alcance. Esto ocurre por una sencilla razón, durante la jornada con todo el nivel de actividad y el estrés asociado, la sensación de hambre pasa desapercibida, pero al llegar a casa toda esa restricción de alimentos acumulada a lo largo del día trae como consecuencia una ansiedad y hambre excesivas en un momento en el que lo ideal sería un aporte moderado a nivel de energía y alto en vitaminas y minerales. La famosa frase: Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo dibuja de manera general como se deberían distribuir las comidas a lo largo del día.
Desayunar es un momento perfecto para pasar un buen rato con la familia. Puedes organizar tus horarios para darle la importancia que merece a la primera comida del día. Acuéstate un poco antes para poder levantarte con el tiempo suficiente de preparar y disfrutar un delicioso desayuno que te de la energía necesaria para afrontar el nuevo día.
Al levantarte lo mejor que puedes tomar es medio vaso de agua. Igual que tú, tu sistema digestivo a estado dormido y estos tragos de agua son la mejor manera de darle los buenos días.
Pasado un rato es el momento de ponerse a desayunar, aquí tienes tres ejemplos:
Opción 1 Tostadas
Una pieza de fruta. Lo ideal es que vayas variando de fruta, así recibirás diferentes nutrientes cada día.
Un vaso de leche de vaca semidesnatada o de bebida de arroz, avena, soja, etc, la que mejor se ajuste a tus gustos y necesidades.
Pan integral tostado (unos ochenta gramos), con aceite de oliva virgen extra, sal y tomate rallado. Puedes poner otro día mantequilla y mermelada, hacer un bocadillo con jamón y queso.
Opción 2 Cereales
Una pieza de fruta. Lo ideal es que vayas variando de fruta, así recibirás diferentes nutrientes cada día.
Un vaso de leche de vaca semidesnatada o de bebida de arroz, avena, soja, etc, la que mejor se ajuste a tus gustos y necesidades.
Cereales de desayuno sin azúcar. Para evitar el exceso de azúcar simple en el desayuno, la fruta ya nos lo aporta,.
Un puñado de frutos secos.
Opción 3 Energético
Una pieza de fruta. Lo ideal es que vayas variando de fruta, así recibirás diferentes nutrientes cada día.
Un vaso de leche de vaca semidesnatada o de bebida de arroz, avena, soja, etc, la que mejor se ajuste a tus gustos y necesidades.
Unos huevos revueltos con jamón.
Unas tortitas caseras con chocolate, mermelada o sirope de arce o un pedazo de bizcocho casero.
Un día es un día, y el fin de semana es el momento que más tiempo le podrás dedicar al desayuno, ideal para tomar un capricho que podremos quemar a lo largo del día.