Las Navidades anuncian el final de un ciclo y el comienzo de uno nuevo. Es época de reencuentros, celebración, compromisos y también de reflexión. Nos invaden emociones positivas de alegría, amor, generosidad, y también emociones negativas como nostalgia, tristeza o soledad.
Dependiendo de la experiencia de vida, de las relaciones familiares y de la situación personal actual, la Navidad tendrá un significado diferente para cada persona. Pensar que es una época idílica en la que hay que vivir desde la felicidad y la diversión es totalmente irreal, y además, puede llevarnos a sentir desilusión, estrés y emociones negativas.
Lo importante es saber reconocer nuestras emociones y permitirnos vivirlas naturalmente. Si para ti la Navidad no es una época feliz por la razón que sea, está bien, no estás obligado a sentirte de otra manera. Del mismo modo, si para alguien cercano a ti tampoco lo es, simplemente respeta y acepta su sentir.
Si nos obligamos a esconder las emociones negativas, si intentamos no sentir tristeza o dolor, finalmente ese sentimiento saldrá por otro lado.
No reconocer nuestras emociones puede llevarnos a comportamientos poco saludables como los excesos y la compulsión.
Muchas veces no somos conscientes ni sabemos reconocer nuestras emociones. Esto puede llevarnos a comportamientos poco saludables como los excesos y la compulsión. Y no hablo solo de emociones negativas, sino también de emociones positivas. Es posible que estemos tan felices de reunirnos con personas a las que hace tiempo que no vemos, que para prolongar esa sensación tan agradable de alegría, celebramos, comemos y bebemos en exceso. De la misma manera, sentir soledad y tristeza puede llevarnos a llenar ese vacío con comida, compras compulsivas o apuntándonos a todas las celebraciones posibles para evadir esos sentimientos.
También puede suceder que lleves restringiéndote todo el año ciertos alimentos, haciendo dieta y controlando lo que comes, de manera que en Navidad, debido a esa restricción, sucede todo lo contrario y te descontrolas comiendo en exceso. Luego vienen los arrepentimientos y la culpa, además del malestar físico.
Sufrir el Efecto Pigmalión también es posible en estas fechas, es decir, si tienes una creencia (positiva o negativa) acerca de una situación, tus pensamientos y tus conductas se alinearán para que lo que crees como verdadero suceda. Y es algo natural, ya que el ser humano busca la coherencia entre sus comportamientos y sus creencias. Por tanto, si crees como cierto que en Navidades lo normal es engordar 3 ó 4 kilos, finalmente engordarás. Como decía Henry Ford: “Tanto si crees que puedes como si crees no puedes, estás en lo cierto.”
La Navidad se ha convertido en opulencia, gastos excesivos y mesas abarrotadas.
En mi opinión la Navidad tiene, cada vez más, un enfoque consumista y comercial.
Cuando leo estudios como el Estudio de Consumo Navideño de 2018 de Deloitte en el que dice que España es el segundo país con más intención de gasto (después de Reino Unido) y que en estas Navidades cada hogar español gastará 601€ de media (un 2,7% más que el año pasado), me lleva a pensar que hemos transformado u olvidado el verdadero sentido de la Navidad.
Sentarse alrededor de una mesa con tus seres queridos es símbolo de compartir, así como de agradecimiento y de convivencia, simples cosas que olvidamos entre tanta comida, bebida y regalos. Hoy entendemos que esta es la manera de mostrar amor y cariño, sin embargo, todo esto puede demostrarse sin necesidad de excederse.
Muchas veces nos comprometemos con comidas o cenas a las que realmente no queremos ir, hacemos regalos por obligación, terminamos el año en números rojos, cansados, resacosos, empachados, con kilos de más e incluso arrepentidos.
¿En qué medida quieres sentirte así?
¿Qué significa la Navidad para ti y qué es lo verdaderamente importante?
¿Cómo pueden influir tus creencias en tu manera de vivir la Navidad?
¿Cómo podrías disfrutar de la comida sin dejar de cuidarte en estas fechas?
Si quieres encontrar la respuesta a estas preguntas…
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Cómo disfrutar de las comidas navideñas desde el placer de comer y de cuidarte.
Un ritual para el nuevo año nuevo cargado de emociones.
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