Poco a poco me he ido reconciliando con las galletas. Al principio, no me atrevía a hornear cualquiera, por si no me salían relativamente bien. Metía mucho la pata cuando intentaba hacer algún cambio en los ingredientes o la preparación. Y solía hornearlas sin haberlas enfriado. Con cada error y posterior fracaso, he ido siendo más consciente de la importancia de seguir los pasos al pie de la letra.
Al fin, he interiorizado que un reposo en el frigorífico -de al menos treinta minutos- es imprescindible. Después de varias hornadas exitosas, ahora puedo decir que mi temor a hornear galletas ha desaparecido (casi) por completo. Ya me atrevo prácticamente con cualquiera, como las galletas de chocolate cubiertas de merengue y rellenas de nutella, cuya receta tenéis en el blog, o las que hoy comparto con vosotros: galletas craqueladas.
No es una receta nada nueva. Está muy extendida. Pero si, como yo, no las habíais probado antes o habíais encadenado fracaso tras fracaso hasta desistir en vuestro afán por conseguir unas galletas como Dios manda, os recomiendo que las probéis. Serán un éxito seguro.
La receta, por cierto, es del curso de Pastelería en el que estoy inmersa y que, últimamente, muy a mi pesar, tengo un poco abandonado. Espero, en los próximos días, volver a retomarlo con todas las ganas del mundo y con mi ordenador en perfectas condiciones.
Galletas craqueladas de chocolate (Chocolate crinkle cookies):
INGREDIENTES (para 16 galletas)
120g de chocolate negro
60g de mantequilla
1 huevo
175g de azúcar moreno
175g de harina
1/2 cucharada de levadura química en polvo
Azúcar glas, para rebozar las galletas
PREPARACIÓN
Comenzamos fundiendo el chocolate con la mantequilla al baño María.
Mientras tanto, emulsionamos el huevo con el azúcar moreno.
Juntamos estas dos mezclas (dejando que se temple un poco la mezcla de chocolate para que al añadirla al huevo, no lo cuaje). Finalmente, añadimos los sólidos: harina y la levadura química. Cubrimos con papel film y dejamos enfriar la masa en la nevera media hora.
Formamos 16 bolas y las repartimos entre dos bandejas de horno cubiertas con papel vegetal.
Las rebozamos en azúcar glas y las aplastamos ligeramente con el pulgar.
Horneamos 12 minutos a 180ºC (horno precalentado). Dejamos enfriar 5 minutos en la propia
bandeja, a continuación, las colocamos sobre una rejilla para que se enfríen por completo.