Así, en dos idiomas. Uno, el que domino -aunque ojalá lo dominará aún más-; otro, el que adoro y me encnataría dominar.
Últimamente me he hecho asidua a visitar el blog de Vera, La pasta ristottata, por varios motivos: porque me encanta la cocina italiana (Italia, en general), porque tiene recetas súper chulis y porque las escribe en los dos idiomas, castellano e italiano. Yo intento leerlas siempre en italiano, pero si me queda una dudilla, tengo la traducción ahí al ladito. Os recomiendo que lo visitéis.
Además, ahora está haciendo un concurso de galletas en el que yo voy a participar con estas galletas de muesli.
Son súper sencillitas, perfectas para que los cachorritos puedan hacerlas solitos; solo tendremos que ayudarles a la hora de meterlas y sacarlas del horno, para que no se quemen. Además, nos van a valer para reciclar esos restos de muesli del desayuno que están un poco olvidados en el fondo del armario, aunque en nuestro caso, compramos una caja ex profeso para hacer las galletitas que, dicho sea de paso, están deliciosas.
Así que, vamos ya con la receta:
Aclaración sobre el muesli:
en este caso, usé una variedad que lleva frutas secas (plátano, manzana, papaya y pasas)
Podéis usar, como he dicho antes, cualquier cereal de desayuno que tengáis en casa, muesli o de otro tipo. Solo tened cuidado por si los copos fueran demasiado grandes; en ese caso, tendríais que triturarlos un poco.
Además, mi receta no lleva azúcar porque fue suficiente con la que tiene el muesli. Esto también podría variar en función del tipo de cereales que usárais.
Mezclamos todos los ingredientes en un bol amplio, removiendo con una cuchara de madera y cuidando de que todos los copos de muesli se empapen bien de los elementos líquidos. Dejamos reposar unos minutos para asegurarnos de que están jugosos.
Forramos una bandeja de horno con papel parafinado o con una lámina de silicona y vamos depositando sobre ella cucharadas de la mezcla de muesli.
Ojo: hay que ponerlas separadas para que las galletas no se peguen y aplastarlas luego un poco con la cuchara para que queden finitas.
Horneamos a 200º durante 10-15 minutos, hasta que veamos que los bordes empiezan a ponerse doraditos.
Sacamos y, con mucho cuidado para no romper las galletas, las colocamos sobre una rejilla hasta que estén frías.
Opcionalmente, una vez frías, se pueden bañar con chocolate fundido. Era nuestra intención, pero no nos quedó ninguna, ¡¡nos las terminamos antes!!! Y es que están deliciosas :)
Podéis pasar a ver más recetas participantes en el concurso pinchando en la imagen de abajo:
¡¡Pasad un buenísimo fin de semana!!