Este mes desde el Reto Typical Spanish, bajo el hashtag #ojúquéricoTS y en honor al día de Andalucía que es el 28 de Febrero, nos proponen elaborar una receta tradicional andaluza. La cocina andaluza tiene una buena cantidad de recetas típicas de la zona llenas de sabor, por lo que me ha sido complicado elegir y decidirme por alguna. Al final he escogido esta receta por varias razones; una porque es sana, sin frituras ni mucha grasa y la otra porque me trae recuerdos del viaje que hice a Granada en el que también visité Málaga. Lo cierto es que me hubiera gustado poder visitar Sevilla también, pero quedaba bastante lejos de nuestro itinerario. Sin duda, es un destino pendiente, pues tengo parte de sangre sevillana en mi venas y qué menos que hacer honor a ello visitando esta hermosa ciudad.
El gazpachuelo es una sopa sencilla que se ha ido pasando de generación en generación, por lo que en cada casa puede haber una u otra variación. Me he inclinado por probar este tradicional plato porque me gusta la combinación de ingredientes que lo componen: la patata, los huevos y el pescado, un emblema de la cocina mediterránea.
También es conocido como sopa de pobres debido a la simplicidad de sus ingredientes, ingredientes que hace unos años eran de los pocos se podían permitir en muchas casas pero que hoy en día sigue siendo un placer tenerlos en nuestras cocinas.
Como decíamos hay algunas variantes a la hora de hacer este plato; por ejemplo hay quien le añade arroz y algunos le añaden el huevo cocido mientras que otros pochado. Yo he optado por no poner arroz, creo que nutricionalmente hablando es mejor no mezclar el arroz y la patata. También he decidido incorporar el huevo pochado en lugar de cocido, porque en casa nos encanta la textura jugosa de la yema, pero cocido seguirá estando igual de rico.
En muchas casas se hace con mayonesa casera, una salsa que al contener huevo se corre el riesgo de que se corte al mezclarla con el caldo. Para evitar esto yo he empleado lactonesa, que le da un toque igual de bueno sin ninguna preocupación por que se corte, pues no lleva huevo.
Ingredientes para 2 raciones
2 patatas medianas
2 huevos
6 o 7 langostinos
200gr. rape u otro pescado blanco
1 cebolla o puerro
Lactonesa (cantidad al gusto, unas 2 o 3 cucharadas)
Limpiamos el rape y pelamos las gambas. Reservamos las cáscaras y las espinas.
En una sartén con un chorrito de aceite añadimos la cebolla o el puerro picado junto con las cáscaras de las gambas y las espinas. Sofreímos unos minutos y cubrimos bien de agua. Le echamos sal y dejamos hervir. Este será el caldo de la sopa que emplearemos para cocer las patatas.
Pelamos las patatas, las lavamos y las cortamos en trozos pequeños.
Echamos las patatas en una olla y le agregamos parte del caldo que hemos preparado. Hasta cubrir, si vemos que necesitamos más durante la cocción, siempre podemos añadir un poco más de caldo caliente.
Cortamos en trocitos pequeños las gambas y el rape.
Cuando la patata esté tierna, le añadimos las gambas cortadas y el rape. Dejamos cocer un par de minutos.
Cogemos un poco del caldo y lo agregamos a la lactonesa. Mezclamos bien y lo añadimos a las patatas con el caldo que queda de su cocción. Mezclamos bien y probamos de sabor. En función de nuestro gusto, podemos añadir o no más lactonesa a la sopa.
Finalmente, en un cazo a parte hervimos los huevos con agua y sal, o incluso podemos hacerlo con el caldo del pescado si nos ha sobrado.
Emplatamos con el caldo blanco que nos habrá quedado de la mezcla, de manera que en el plato haya rape y gambas y colocamos encima el huevo pochado.
Si queremos, junto con la patata podemos añadir algunos trozos de zanahoria. Incluso hay quien añade guisantes, y es que en la variedad está el gusto. Es una sopa que admite muchas personalizaciones.
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