Uno de los glaseados que más nos gustan son los de limón, ya que además de dar un toque ácido a la galleta, es capaz de complementarlo con un toque dulce que hace que sea una cobertura que no puedas dejar de comer.
Una de las ventajas de hacer glaseados de limón, que te aseguran que les gustarán a todas las personas de la casa, es que además se pueden combinar con colorantes comestibles para hacerlos de diferentes formas.
Cuando haces el glaseado con limón, a diferencia del glaseado de chocolate, el color base de este glaseado es blanco, por lo que puedes jugar mucho mejor con el color y las combinaciones.
Una de las características del glaseado de limón, es que nunca se llegan endurecer del todo, lo que quiere decir que siempre que lo consumas va a tener una consistencia blanda.
Cómo se pone este glaseado en la galleta
Al ser un glaseado distinto a los demás porque no se endurece, este tipo de glaseado se debe poner en una cantidad razonable para que se note. La forma de hacerlo es tomar con unas pinzas la galleta y sumergirla en el glaseado.
Aunque este tipo de glaseado de limón se puede poner en cualquier galleta, es recomendable que se coloquen en las galletas tipo panqué.
Si quieres hacer una cantidad de glaseado muy grande, deja que se seque la primera capa y coloca otra capa encima y así sucesivamente hasta que tengas el grosor de glasa deseado.
Cuidado con este tipo de glaseado
Este tipo de glaseado de limón cuenta con un inconveniente, y es que es extremadamente dulce, lo que hace que sea el manjar idóneo para la acumulación de hormigas. Para evitar este problema, deja estas galletas en la nevera.
No related posts.