Me encanta pasear por el bosque o los caminos de los que me rodeo los fines de semana, una manera de respirar aire puro y salir de la rutina diaria y de la ciudad.
Llevaba tiempo tratando de descubrir esta planta comestible, que amigas y conocidas me hablaban de ella, y mira por donde de la manera más casual, la encontré.
Cogí unas ramitas, tiene unas flores blancas muy bonitas, me puse a investigar si era la que yo buscaba; y por supuesto que lo era, estaba harta de verla. Así que ya cogí para enseñarla a mi hermano Manolo, que como digo yo cariñosamente "somos los descubridores de las plantas" porque a menudo encontramos más plantas comestibles que crecen silvestres a nuestro alrededor o bien en los huertos, (que pondré en breve en el blog).
Ingredientes para 2 pax:
3 huevos
Un buen manojo de collejas
2 dientes de ajo
2 lonchas de queso semicurado
Pimienta molida
Aceite de oliva
Sal
Elaboración:Lavar las collejas y dejar escurrir bien.
Poner en una cazuela agua a hervir, añadir las collejas y cocer 5 minutos.
Retirar y escurrir.
Coger un bol, añadir los huevos, batir, salpimentar al gusto. Reservar.
Pelar y picar muy fino los ajos.
Cortar el queso en trocitos.
Poner en una sartén un poco de aceite a calentar, cuando esté, añadir los ajos que cojan un poco de color, seguidamente incorporar los huevos batidos y el queso, remover con una cuchara de madera, para que vaya cuajando, hasta que el revuelto quede a nuestro gusto.
Servir seguidamente.
Observaciones:
Con las Collejas escaldadas o hervidas, se puede preparar tortillas, revueltos, buñuelos, sopas o en guisos.
En crudo es deliciosa en ensalada, pero se recomienda que se consuma con moderación por contener saponinas, que aunque es beneficiosa para la salud, no se debe abusar de ellas.
Un revuelto la mar de rico y fácil, para comer o cenar. Y una planta tan común que tenemos en nuestros alrededores.