Mucho tiempo era el que llevaba esperando para preparar esta receta. Y no las he podido hacer hasta que no he encontrado el molde metálico. Si que lo había visto de silicona, aunque no es lo mismo. En mi último viaje a Gibraltar con mis amigas blogueras pude adquirirlo. Y he esperado a que terminaran las fiestas para poder hacerlas. Las madeleines son unos bizcochitos con forma de concha típicos del noreste de Francia. Y aunque su nombre pueda llevar a la confusión con nuestras típicas magdalenas no tienen mucho que ver. El molde he descubierto que también podéis conseguirlo a través de Internet, por ejemplo en Amazon. La receta que he seguido es la Mary, porque desde que se las vi a ella las tenía en pendientes. Las madeleines salen buenísimas, aunque no se porqué a mi no se me han marcado mucho las líneas del molde. La primera vez que las hice pensé que era porque le había puesto spray desmoldante, pero la segunda vez le puse mantequilla y un poco de harina al molde y me quedaron igual de marcadas.
INGREDIENTES:
113 gr. de mantequilla
130 gr. harina común
4 huevos pequeños o 3 XL a temperatura ambiente
Media cucharadita de levadura química tipo Royal
Una pizca de sal
130 gr. de azúcar
Ralladura de limón
Media cucharadita de esencia de vainilla
PREPARACIÓN:
Ponemos la mantequilla en un cazo al fuego y derretimos. Separamos del fuego y dejamos hasta que se ponga tibia. Mientras tamizamos la harina junto con la levadura y la sal. Y, por otro lado, batimos los huevos con el azúcar durante unos siete minutos hasta que adquieran volumen, lo que hará que nuestras madeleines queden esponjosas.
Añadimos a los huevos la vainilla y la ralladura de limón. Y la mezcla de la harina y la levadura poco a poco, con la ayuda de una espátula, con movimientos envolventes para no bajar la mezcla. Después añadimos la mantequilla y añadimos de la misma forma. Tapamos la masa y la metemos en la nevera durante una o dos horas.
Pasado el tiempo, metemos el molde en el frigorífico durante 10 minutos y ponemos a precalentar el horno a 190º. Sacamos el molde, untamos las cavidades con mantequilla y espolvoreamos un poco de harina. Con la ayuda de una cuchara sopera rellenamos las cavidades, rellenando dos tercios de la cavidad, más o menos. Horneamos durante 8 o 10 minutos. Sacamos, desmoldamos con cuidado y ponemos sobre una rejilla para que se enfríen y espolvoreamos con azúcar glass después.
Son ideales para tomar con un café o un vasito de leche caliente en estos días de frío. Si sois previsores y empezáis a prepararlas a media mañana para el mediodía estarán recién hechas y para la hora del café estarán ya en la mesa, ideales para compartir y disfrutar.
Feliz miércoles.
Lidia.