Hay muchas opciones para aromatizar los dulces pero como tenía que elegir una y el agua de azahar ronda por mi cocina desde Navidad no tuve mucho que pensar, naranjas y agua de azahar.
El agua de azahar es el líquido que se obtiene de la destilación de las flores del naranjo agrio, una variedad de naranjo característica de Sevilla y de buena parte de Andalucía. Su uso más popular es como ingrediente en el Roscón de Reyes.
Un último apunte, yo tenía curiosidad por saber por qué el agua de azahar siempre viene en botellas azules, ahora ya se que es para preservarlo de la luz y contribuir a una buena conservación.
Si quieres un consejo, para mí el mejor agua de azahar es Luca de Tena y se puede comprar en farmacias.
Y con esto y unas magdalenas nos vamos a por la receta.
TIPS:
Salen 10-12 unidades
Moldes: cápsulas de papel rizado y bandeja rígida de cupcakes
Temperatura del horno: 170ºC con calor arriba y abajo
INGREDIENTES (todos a temperatura ambiente):
180 g de mantequilla sin sal
4 huevos
200 g de azúcar
80 ml de zumo de naranja
ralladura de 2 naranjas
20 ml de agua de azahar Luca de Tena
200 g de harina
1 cucharadita de levadura en polvo tipo Royal
una pizca de sal
azúcar glas (opcional)
MODO DE PREPARACIÓN:
Tamizamos la harina, la levadura y la pizca de sal y reservamos.
En un bol ponemos los huevos y el azúcar y batimos con unas varillas.
Agregamos el zumo de naranja, la ralladura y el aroma de azahar y batimos otro poco.
Incorporamos a la mezcla la mantequilla fundida. La podemos fundir en el microondas, no es necesario que se caliente así que cuando esté a medio fundir, la removemos con una cuchara para que el calor adquirido termine de fundirla.
Cuando esté todo bien mezclado comenzamos a agregar poco a poco la harina, levadura y pizca de sal que teníamos reservadas y removemos hasta que se integren totalmente.
Dejamos reposar la masa unos 20 minutos, tiempo que aprovecharemos para poner las cápsulas en la bandeja de cupcakes y precalentar el horno.
Rellenamos las cápsulas de papel rizado no más de 3/4 de su capacidad, aunque estas magdalenas no suben mucho, no conviene llenarlas hasta arriba.
Horneamos las magdalenas hasta que se hayan dorado, aproximadamente unos 30 minutos.
Sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Se pueden espolvorear con un poco de azúcar glas.
Para conservarlas durante varios días (si es que no han desaparecido en las primeras horas, cosa más que probable), se meten en una lata metálica.
Si tuviera que elegir un par de adjetivos que describieran estas magdalenas, los más acertados creo que serían, aparte de exquisitas por supuesto, densas y húmedas, no suben tanto como otras magdalenas y tampoco quedan demasiado esponjosas pero tienen un sabor y una textura que hacen que te enamores de ellas al primer bocado si es que no lo has hecho durante el horneado por el olor que desprenden.