Nieto de un panadero, Santiago supo desde chico que quería dedicarse a la cocina. Fue en familia, vasca y grande, donde aprendió a cocinar en las comidas familiares; entre primos, y entre cazuelas de cocochas, bacalaos y croquetas.
Aunque nació en México, el chef vivió la mayor parte de su infancia en España, y con la certidumbre de que lo suyo siempre sería la cocina, comenzó el recorrido por las grandes cocinas estrelladas de Europa, para luego regresar a este continente por 10 años, en Los Angeles. En todo este recorrido, se imprimieron en él los estilos, técnicas y diferentes culturas de cada cocina que hoy se resumen en los platillos de Mia Domenicca.
El proyecto de Mia Domenicca ya existía antes de que Santiago lo tomara, pero al llegar a la cabeza de la cocina se dió a la labor de rediseñar el menú por completo, para darle nueva personalidad y ofrecer un producto con su firma. Aquí la comida es franca, honesta. La influencia mediterránea es clara, pero tanto el producto, como el comensal y los cocineros del equipo piden toques mexicanos como el picante y la acidez tan característicos de nuestra cocina.
En los 8 meses que lleva a cargo, Santiago se ha dedicado a convertir cada ingrediente, en su ingrediente. En como hacer, por ejemplo, unos agnolotti, los agnolotti de Mia Domenicca. Este esfuerzo ha ido dando una forma más concreta a la carta, que aunque es muy variada, tiene una predilección por las pastas, el aceite de oliva, los quesos y los cortes de lenta cocción.
El espacio, una casona vieja de la Roma con una agradable terraza interior, invita a una comida relajada, entre amigos. A tomar con calma un jerez y picar unas aceitunas antes de comenzar el banquete. En nuestra visita, probamos los deliciosos agnolotti rellenos de maíz dulce, un platillo sorprendente, cremoso y muy original.
La seta meunière, uno de los pocos platillos que se mantuvieron en el menú del proyecto original, es un gran representante de la cocina de Mía Domenicca, así como la trufa de chocolate con aceite de oliva, un postre que se come casi como botana, con pan crujiente y calientito, para embarrar.
Las opciones son muchas, pero la oferta de Mía Domenicca es constante en su franqueza y sencillez. Son platillos con el sello que solo alguien que ha pasado toda la vida en la cocina puede darles, así que si no los has probado, es momento de conocerlo, y como nosotros, mantenerte al tanto de este agradable espacio para compartir con los amigos.
Toma nota:
Mia Domenicca
Durango 279, Roma Norte
Tél: 9130-8456
miadomenicca.mx
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