El jengibre y sus usos en masas ya eran conocidos por griegos y egipcios. Fueron los cruzados quienes trajeron esta especia de oriente en el siglo XI para la aristocracia. Poco a poco se fue extendiendo en Europa. Países como Alemania o Polonia hicieron las primeras elaboraciones con jengibre a la que añadían miga de pan, almendra en polvo, agua de rosas y azúcar. El resultado de esta pasta se prensaba en unos moldes de madera y se decoraba con pintura dorada comestible o icing y se agasajaba a reyes o emperadores.
Con el tiempo se fue adaptando esta receta en otros países como Reino Unido. En el siglo XVI sustituyeron la miga por harina, añadieron huevos y endulzantes. Ya va sonando más la receta a que si?! Ha ido evolucionando hasta la que encontramos hoy en día que lleva más especias aunque la que prevalece es el jengibre. Además de las conocidas galletas podemos encontrarlo en formato de pastel o bizcocho con multitud de variantes en la receta. El pan de jengibre es una experiencia. Sí, así tal cual. Es una combinación de sabores y aromas que embriagan. La textura es deliciosa, suave, aromática y el icing de queso es un aporte norteamericano que le va ideal junto al crujiente que le aportan las nueces...No puedo esperar más para explicaros la receta!!!
Ingredientes: Para un molde loaf mediano 12x20 cm.
- 115 grs. mantequilla punto pomada
- 90 grs. azúcar panela
- 1 cdta. vainilla en pasta o extracto
- 1 huevo
- 60 ml. melaza
- 245 grs. harina de trigo
- 1 cdta. levadura química
- 1/2 cdta. bicarbonato sódico
- 1 cdta. jengibre molido
- 1/2 cdta. canela molida
- 120 ml. leche
- 60 ml. yogur griego
- Nueces para decorar
Para el frosting de queso:
- 200 grs. azúcar glass
- 50 grs. mantequilla punto pomada
- 100 grs. queso crema
- 1 cdta. vainilla en pasta
*Si queréis elaborarlo en un molde más grande podéis doblar la receta.
Preparación: En primer lugar comenzamos batiendo el azúcar con la mantequilla. Agregamos la vainilla. Una vez bien mezclado agregamos la melaza y el huevo. No os preocupéis si toma un aspecto aterronado la masa.
Tamizamos la harina con los químicos y las especias. Vamos agregando poco a poco.
Mientras añadimos la harina vamos intercalando con la leche. Y por último agregamos el yogur griego. Ya veréis que resultado más cremoso...y el aroma es deliciosooo.
Precalentamos el horno a 180 grados. Vertemos la masa en nuestro molde previamente engrasado o cubierto con papel sulfurizado. Horneamos unos 45 minutos. Vamos comprobando hasta que el palillo salga limpio. Si véis que se empieza a dorar demasiado la superficie podéis poner un poco de papel de aluminio para que no se tueste en exceso. Dejamos enfriar en rejilla y desmoldamos.
Para el frosting batimos la mantequilla con el queso crema hasta que tenga una textura cremosa, agregamos la vainilla y a continuación el azúcar poco a poco. Dejamos reposar una hora en la nevera y luego decoramos nuestro pastel con nueces troceadas. Conservamos en la nevera ya que el frosting necesita refrigeración. Lo sacamos un ratito antes de consumir. A disfrutar de diciembre!!!
¿Qué os ha parecido? Espero que os animéis a hacerlo en casa. Sé que no es tradición en nuestro país pero poco a poco se van introduciendo nuevas recetas. El jengibre sigue siendo un poco más desconocido para nosotros pero ya podemos ver en algunas tiendas y supermercados este tipo de recetas en forma de pastel o galletas. Para mí ha sido todo un descubrimiento porque me encanta desde que viví en Edimburgo.
No habría pensado nunca que mi madre, tan tradicional con sus pestiños por estas fechas, lleva un mes preguntándome por las galletas de jengibre que fue lo primero que elaboré con esta especia. A ver qué le parece este pastel...estoy segura que le encantará!
Espero que paséis un gran puente de diciembre, lo hayáis pillado o no, hay que buscar un hueco para nosotros y hacer lo que más nos guste.
Un abrazo y vuelvo pronto con más recetas navideñas. Este finde toca decorar la casa...ambiente navideño en 3, 2, 1...
Un saludo muy dulce!!!
Maribel García