Esta tarta es un clásico en Argentina, de orígen italiano e infaltable en cualquier celebración. He presentado otras versiones como ésta y ésta, pero no podía faltar en mi recetario la versión más clásica, elaborada con dulce de membrillo.
Ingredientes:200 gr. de mantequilla blanda
180 gr. de azúcar común
1 huevo
1 cucharadita de esencia de vainilla
400 gr. de harina común
2 cucharaditas de levadura química (polvo de hornear)
1 pizca de sal
400 gr. de dulce de membrillo
2 cucharadas de agua
1 cucharada de mermelada de melocotón o miel
Colocamos en un bol la mantequilla y el azúcar. Mezclamos bien con un tenedor hasta obtener una crema. Agregamos el huevo batido y la esencia de vainilla, integrando bien. Incorporamos de a poco la harina tamizada con la levadura y la sal. Volcamos la preparación en la encimera (mesada) y trabajamos para unir bien todos los ingredientes, sin amasar, sólo debemos obtener una masa uniforme que no se pega a los dedos. Envolvemos con papel film o con plástico y dejamos reposar en la nevera durante 30 minutos.
Troceamos el dulce de membrillo y lo colocamos en un cazo junto con las cucharadas de agua. Llevamos a fuego bajo y dejamos que se ablande y adquiera consistencia de mermelada, para poder exterderla sobre la masa. Dejamos que se enfríe y reservamos.
Precalentamos el horno a 200 º(fuego fuerte).
Engrasamos con mantequilla un molde de 22 cm. de diámetro.
Retiramos la masa de la nevera y cortamos 2/3 para hacer la base. Ponemos la masa en el molde y extendemos con los dedos cubriendo bien la base. Extendemos sobre la misma el dulce de membrillo.
El 1/3 de masa restante lo estiramos con rodillo sobre la encimera bien enharinada y cortamos tiras de 1 cm. de ancho. Hacemos un enrejado con ellas sobre el dulce y cocinamos en horno a 180º durante 25 minutos o hasta que esté dorada. Recuerden que cocino en un horno a gas, con calor sólo de abajo y en la rejilla central.
Una vez cocida, retiramos del horno, dejamos enfriar 5 minutos y pintamos con mermelada de melocotón o con miel.
Debe enfriarse completamente hasta desmoldarla porque la masa es muy frágil cuando está caliente.
Aprovechando que la temperatura ha bajado un poco, nos dimos una buena panzada, aunque no la terminamos a la primera, pero si a la segunda, ja, ja, ja...
Me encanta el verano y lo disfruto mucho, pero la verdad es que me gusta mucho más el tiempo fresco porque puedo encender el horno para disfrutar de estas maravillas de la repostería.
Es taaaaaaan rica y taaaaan fácil de hacer que es imposible resitirse.
¡Hasta la próxima!
¡Sean felices!