Como dato curioso, destacar que en la antigüedad, al igual que ocurre con otros alimentos de la actualidad, era utilizada simplemente como fármaco natural para aliviar los dolores de cabeza o de estómago.
La coliflor blanca es la variedad más conocida. Su color blanco se debe a que los agricultores en su buen saber del campo, unen por encima de la mata las hojas verdes que la rodean. Impiden así la entrada del sol e inhiben el desarrollo de la clorofila, pigmento que les confiere su color verde y de esta manera podemos disfrutar de esta blanca belleza de verdura.
No sé vosotros, pero era una verdura odiada en mi infancia y a la que he recurrido curiosamente de adulto como fuente de sabor en varias recetas, pero de esta manera es como más la disfruto, incorporando eso sí, un sofrito de ajo y pimentón que sirven de soporte sorprendente a una verdura per se, bastante carente de sabor, aspecto éste, que incrementamos con el puré de patatas y una buena rodaja de tomate para dar frescor al plato.
1 coliflor pequeña
2 patatas medianas
3 dientes de ajo
1 cucharada de pimentón dulce
1 cucharada de margarina
1 pizca de pimienta molida
Aceite de oliva
1 tomate
1 puerro
Sal
Comenzamos poniendo a hervir la coliflor en una cazuela con agua y sal. Mi truco para evitar que huela fatal toda la casa, consiste en poner en el agua, 1 hoja de laurel, aunque debo deciros, que a día de hoy, no he dado con el remedio definitivo, para evitar este olor tan peculiar que desprende la coliflor, en su cocción. Dejamos unos 10-15 minutos, tiempo suficiente, si la coliflor es pequeñita.
Simultáneamente, ponemos las patatas a cocer, lavadas y con piel, en agua con sal. Podeís acortar el tiempo a tan sólo 10 minutos, si lo haceís en olla express. Una vez cocidas, esperamos que templen y les quitamos la piel.
Preparamos un puré con las patatas, machacando las patatas con un tenedor y añadiendo la margarina, la pimienta y la sal. Con ayuda de un molde metálico, formamos cilindros con el puré. Los freímos en la base, ligeramente en una sartén con aceite de oliva y retiramos a un plato.
En una sartén aparte con un poco de aceite de oliva, ponemos a dorar a fuego bajo, el puerro cortado en juliana, hasta confitarlo.
Hacemos en otra sartén aparte, el refrito para la coliflor. En un dedo de aceite de oliva, ponemos a dorar los dientes de ajo laminados y una vez hayan tomado color, incorporamos el pimentón dulce, tostándolo ligeramente.
Lavamos y cortamos el tomate en rodajas.
Ya solo nos queda emplatar. Como base de nuestro plato, disponemos una rodaja de tomate fresco, encima el puré de patatas frito y para culminar, una flor de coliflor a la que regaremos con el refrito de ajos y pimentón. Adornamos con el puerro confitado y el resto del sofrito, espolvoreando con un poco de pimentón.