A finales de noviembre recibía en mi email un correo que me hizo feliz, feliz,
comunicándome que la mesa que monté para mostraros nuestro desayuno
internacional (aquí) había resultado una de las ganadoras del desafío
#StyleAtMine Table Settings challenge.
at{mine} es una comunidad online para los amantes del hogar y el diseño
cuyos miembros compartimos casas reales con estilo y las historias que hay
detrás de ellas, así como las tiendas donde poder encontrar los artículos que
las decoran. Se trata de una plataforma de lo más inspiradora con miembros
tan destacados como Mornings Like These, que en este desafío actuaba
además como jurado.
Podéis imaginar mi alegría y lo motivador que fue descubrir que una de mis
producciones y sus fotografías habían conseguido un segundo puesto entre
tan buenos e internacionales participantes.
¡Estoy que no me lo creo!
Además el desafío tenía premios patrocinados por Falcon Enamelware,
una firma clásica británica fundada en los años veinte del siglo pasado,
especializada en utensilios de cocina realizados en peltre (porcelana de
gran espesor fundida en acero), que ha sabido actualizar sus diseños y
añadir nuevos y atractivos productos para cocinar, decorar y vestir mesas.
Mi premio ha consistido en un set de platos para pastel (pie dishes) y
un mantel individual de lino, ambos en rojo, ideales para la decoración
de mesas navideñas.
Estaba deseando estrenarlos y hoy os traigo una receta sencilla y fácil,
ideal para compartir en los Findes Frugales de Marcela Cavaglieri.
Pastel de zanahoria y calabaza
Ingredientes, los que veis en la fotografía superior:
-3 huevos
-1 yogur natural (yo lo utilicé de soja)
-2 medidas de yogur de azúcar
-3 medidas de yogur de harina de fuerza
-1 medida de yogur de mantequilla
-250 gr. de zanahoria y/o calabaza
-1 medida de yogur de zumo de limón
-1 sobre de levadura
Pelamos las zanahorias y/o la calabaza que cortamos en tacos y cocemos
hasta que esté algo blanda pero no deshecha.
Vamos precalentando el horno a 180º con calor arriba y abajo.
Untamos el/los moldes con mantequilla y espolvorearemos con harina.
Mientras se calienta el horno, en un procesador, echamos los huevos,
batimos e incorporamos después la zanahoria y/o calabaza bien escurrida
volviendo a batir. Añadimos el azúcar y nuevamente batimos.
Luego añadimos el yogur, la mantequilla y el zumo de limón dando una
nueva batida.
Pondremos la mezcla en un cuenco grande e iremos incorporando la harina
mezclada con la levadura, poco a poco y removiendo bien cada vez hasta
conseguir una buena mezcla y que la masa quede fina y sin grumos.
Echaremos la masa en el molde o moldes. Yo utilicé los cuatro platos
para pastel de Falcon.
Horneamos durante unos 35 minutos sobre la bandeja de rejilla a media
altura del horno. Pasado ese tiempo, con un palito de brocheta pinchamos
para comprobar que el interior del pastel está hecho, si no, dejamos
horneando hasta conseguirlo.
Finalmente sacaremos los moldes y los dejaremos unos minutos hasta que
pierdan algo de temperatura. Luego desmoldamos y depositamos el pastel
sobre una rejilla para que se enfríe uniformemente.
El resultado os aseguro que merece la pena: tierno, suave y no excesivamente
dulce por lo que no resulta empalagoso.
A Javier le encantó y entre los dos dimos cuenta rápidamente de nuestro
pastel, que duró una merienda. Mi hijo me ha pedido que haga otro a pesar
de no ser nada goloso, lo que me indica que realmente salió rico, rico.
Los otros tres pasteles, en sus correspondientes platos, los preparé para
regalar. Uno de ellos a mis amigos Belén y Javier, proveedores de saludables
productos de su huerto urbano.
Otro ha sido para mis nuevos vecinos de planta. Siempre me ha parecido
entrañable la idea de recibir a unos nuevos vecinos "a la americana", como
en las pelis, llevándoles un pastel, presentándote y ofreciéndote para lo
que necesiten, pero nunca me había atrevido a hacerlo.
En este caso no sólo ha sido un detalle de bienvenida, también y sobre
todo de agradecimiento: últimamente he recibido bastantes paquetes y
aunque siempre especifico que la entrega la hagan por la tarde, parece
que no hacen mucho caso y suelen realizarla por la mañana. Verónica
ha tenido que acercarlos por la tarde.
Me pareció una buena idea agasajarles con uno de los pasteles, un molde,
el packaging original de Falcon y todo envuelto en el mantelito rojo a la
manera del empaquetado japonés con tela, Furoshiki.
Si os decidís a poner en práctica la receta, ya me contaréis el resultado.
¡Bon appétit y feliz fin de semana!