Pasteles de gloria

Los pasteles de gloria forman parte del grupo de dulces navideños que nunca faltan en mi casa porque nos gustan muchísimo. Los hay rellenos de batata y de crema de yema y estos últimos son los que a mi más me gustan. Precisamente por eso cuando hace unos días vi en Directo al Paladar esta receta no pude resistirme. Fue amor a primera vista y la prueba de ello fue que inmediatamente después de leerla me metí en la cocina y aprovechando que tenía todos los ingredientes en casa me puse manos a la obra... y bendita obra porque realmente estos pastelitos saben a gloria. Os aseguro que me ha costado contenerme para no zamparme la bandeja de un atracón jajaja. Espero que os guste.



Ingredientes:

Para la masa:

195 gramos de azúcar.

70 gramos de agua.

150 gramos de almendra molida muy fina o harina de almendra.

35 gramos de leche condensada.

30 gramos de mantequilla a temperatura ambiente.

60 gramos de azúcar glas.

Para el relleno:

100 gramos de huevo.

100 gramos de azúcar.

45 gramos de agua.

5 gramos de maicena.

Elaboración:

Comenzamos preparando el relleno. Para ello mezclamos en un bol el azúcar junto a la maicena y le añadimos el huevo ligeramente batido junto al azúcar. Mezclamos bien y llevamos la mezcla al fuego hasta que espese (sin dejar de mover para que no se nos pegue). Reservamos hasta que enfríe en un bol de cristal o porcelana (si es metálico se pondrá de un color verdoso bastante feo).



Procedemos ahora a preparar la masa. En una amasadora con el accesorio de pala o si no disponemos de él de forma manual mezclamos bien la almendra con la leche condensada. En un cazo mezclamos el agua con el azúcar en grano y lo ponemos al fuego hasta que alcance los 115º grados (este punto es importante). Una vez que el almíbar ha alcanzado dicha temperatura lo vertemos en forma de hilo sobre la mezcla de almendra y leche condensada. Cuando esté bien mezclado añadimos la mantequilla y volvemos a mezclar hasta que se integre bien.



Veremos esta masa (que será muy blanda y pegajosa) en una superficie de trabajo y vamos amasando junto al azúcar glas.



Amasamos sin prisa hasta obtener una masa manejable y que no se pegue a las manos. una vez lista la liamos en papel film y la dejamos reposar una hora.



Después del reposa estiramos la masa finita (unos dos milímetros aproximadamente) y cortamos círculos de unos 8 centímetros de diámetro. En el centro ponemos un punto de crema de yema y envolvemos formando un paquetito.



Una vez formados los espolvoreamos con azúcar glas y quemamos la superficie con ayuda de un soplete.



Y listo. Os aseguro que es un bocado espectacular.



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