Haber ido a casa de vacaciones estas pasadas fiestas ha sido estupendo. Hemos podido pasar tiempo con la familia que era lo que más nos apetecía. Hemos podido comer cosas ricas que era lo segundo que más nos apetecía y yo he podido darle un respiro a mi pelo que tanto sufre aquí (pero eso ya os lo contaré otro día). El caso es que todo ha sido estupendo, pero como casi siempre, hay otra cara de la moneda... Y es que ahora necesito otra temporada para que mis hijas se olviden de lo rico que se come en casa de los abuelos... Así que me dedico a prepararles cosas que no suelen preparar los abuelos para que no puedan comparar.
Having spent a few weeks back at home in Spain for the holidays was just wonderful. Family time was something we were looking forward to really badly. We have satisfied our Spanish food cravings which was our second priority right after family time. I was also able to give my hair a break from the suffering it gets here in Texas (but Ill tell you all about that in a different post). It all was perfect... but. There is always another side to the story... In this case I am going to need a few more months to get my kids to forget about how delicious grannys cooking is. So I have to prepare dishes that is unlikely my parents would ever cook so they will never be able to compare.
Scroll down for recipe in English
Porque los niños son así, al menos las mías. No te pasan ni una. Y mi una es que un día ya viviendo aquí se me ocurrió hacer albóndigas. No las había hecho muchas veces antes, más bien muy pocas, pero la teoría me la sé y las otras dos o tres veces anteriores los resultados fueron bastante buenos. El caso es que llevaba tiempo sin hacerlas porque nuestra proveedora oficial de las mejores albóndigas de la tierra, a.k.a. mi madre, nos tenía puntualmente abastecidas. Pero la ONG de La Abuela no opera internacionalmente con lo que nos quedamos sin albóndigas al venirnos a Texas.
Ya me pesa bastante como madre no hacer croquetas más a menudo (otro de los suministros habituales de LaAbuela.org) así que aquel aciago día me sentí inspirada y me puse a hacer albóndigas. De todo lo más rico les eché. Tenían una pintaza mientras se hacían que no es porque lo diga yo, es porque hice un vídeo y todo del chup-chup de la olla y todo el que lo vio se las quería comer de inmediato. Pero otra cosa fue comerlas de verdad... Me duele decirlo pero estaban bastante malas. Pero malas malas de "hija si no quieres no te las comas que te frío un huevo ahora mismito". Así de malas.
El caso es que desde aquel día yo soy mamá la de las albóndigas malas. Casi se me saltan las lágrimas cuando al llegar estas vacaciones a Madrid les pongo unas albóndigas de las que me había dejado mi madre en la nevera en un táper y antes de metérselas en la boca, mi hija pequeña se para en seco y me pregunta: ¿Estas albóndigas las has hecho tú o son de la abuela? Come tranquila hija, NO las he hecho yo con todo mi amor.
En cambio les hago este pollito al limón y miel y no sé si es porque no hay con qué comparar pero les gustó mucho. Voy a dejar las albóndigas de momento aparcadas y me voy a dedicar a estos otros platos en los que soy mamá la del pollo rico. Vamos con receta:
Ingredientes
2 pechugas de pollo cortadas en pedacitos de bocado
3 cucharadas soperas de salsa de soja
2 cucharadas soperas de vinagre de arroz (o un vinagre blanco suave)
sal y pimienta
1 vasito de caldo de pollo
el zumo de un limón
3 cucharadas soperas de miel
2 cucharadas soperas de harina de maíz Maizena
ralladura de un limón
una pizca de jengibre molido
Aceite de oliva virgen extra para saltear
semillas de sésamo, cebollino, rodajas de limón... para aderezar/decorar
Preparación
En una bolsa de congelar grande, poner los pedazos de pollo junto con la soja y el vinagre. Cerrar la bolsa y asegurarse de que el pollo está bien cubierto de la mezcla y dejarlo marinar en la nevera un mínimo de 15 min. Lo puedes dejar desde por la mañana para la cena.
Escurre bien el pollo de la marinada y pásalo a un plato. Sazona con sal y pimienta y reserva.
En un bol mezcla los ingredientes de la salsa: el caldo, el zumo de limón, la miel, la Maizena, la ralladura de limón y el jengibre.
Calienta un poco de aceite en una sartén (como una cucharada). Saltea el pollo durante unos 5-7 min o hasta que esté hecho por dentro y ligeramente dorado por fuera. Resérvalo en un plato.
Echa en la misma sartén la salsa de miel y limón que tienes ya mezclada en el bol y déjala cocer a fuego medio hasta que rompa a un hervor suave y se espese un poco.
Añade entonces el pollo de nuevo a la sartén con la salsa y mezcla para que se cubra bien de la salsita. Quita del fuego y añade el sésamo, cebollino o lo que quieras.
Sirve bien calentito, solo o sobre un poco de arroz.
Ingredients
1.5 lbs. boneless chicken breasts, cut into bite sized pieces
3 Tbsps soy sauce
2 Tbsps rice vinegar or any mild white vinegar
salt and pepper
1 Tbsp Extra Virgin olive oil
3/4 cup chicken stock
1/4 cup lemon juice
3 Tbsps honey
2 Tbsps cornstarch
Zest of one lemon
Pinch of ground ginger
Sesame seeds, green onions, lemon zest, lemon slices... to decorate
Directions
In a large ziplock bag combine chicken, soy sauce and rice vinegar toss to coat and refrigerate for at least 15 minutes.
Drain the chicken and season it with salt and pepper.
In a bowl combine stock, lemon juize and zest, honey, cornstarch and ginger to make the sauce. Set aside.
Heat oil over medium-high heat. Add the chicken and saute for 5-7 minutes. Set aside on a different plate.
Pour the sauce from the bowl to the pan and cook over medium-high heat until the it reaches a low boil and thickens.
Now add the chicken back into the pan and toss until coated with the sauce. Top with sesame seeds and green onion and serve over rice.
Las culpables de mi descrédito. Y ya que me ponía, pues hice SOLO 31...