Me llamó poderosamente la atención la mezcla de ingredientes al leer la receta. La curiosidad por descubrir el resultado, me llevó a incluirla entre las pendientes.
Ahora encontré el momento y la sorpresa ha sido encontrar unos sabores exóticos que los comensales no sabían definir y daban diversas posibilidades de ingredientes.
Es un plato apto para una comida de amigos con comienzo divertido. Aunque no sea muy apto para paladares clásicos.
RECETAS SIMILARES: CREMA DE GAMBAS Y CALABACÍN.
FUENTE: Cuisine (JdF)
INGREDIENTES
Un Kg. de mejillones.
400 g. de calabaza.
400 g. de boniato.
Una chalota.
Una rama de tomillo.
Jengibre fresco.
Curry.
200 ml de leche evaporada.
Aceite de oliva virgen extra.
Pimienta.
PREPARACIÓN
Limpiar los mejillones de adherencias y barbas.
Pelar y picar la chalota.
Pelar la calabaza y el boniato y cortarlo en dados.
Cortar dos o tres láminas finas de jengibre.
ELABORACIÓN
Calentar dos cucharadas de aceite en una cazuela. Poner a pochar la chalota. Cuando comience a transparentar añadir los mejillones, un golpe de pimienta y la rama de tomillo. Subir el fuego, tapar y cocer los mejillones hasta que se abran (aproximadamente cinco minutos). Retirar del fuego y pasar los mejillones a un bol reservando el caldo de cocción.
En la misma cazuela y en el jugo de cocer los mejillones, cocinar la calabaza y el boniato con una cucharadita de curry. Completar con agua hasta cubrir. Cocinar a fuego medio durante veinte minutos.
Mientras se cuece la calabaza, infusionar las laminas de jengibre en la leche evaporada en un cazo durante quince minutos a fuego suave.
Separar los mejillones de sus conchas reservando uno por comensal para la presentación final.
Pasar a un procesador de alimentos la calabaza y el boniato hervidos, los mejillones y la leche infusionada (desechar las láminas de jengibre). Triturar todo muy fino regulando lo espeso del puré con el líquido de cocción.
Probar el punto, pero no será necesario utilizar sal.