Dan el pego ¿eh? pues no te lo vas a creer: Están hechas al microondas! Por cierto, me enteré de que esto era posible en este vídeo, es una pena que el canal CHOW ya no suba nuevos vídeos! Aunque mi receta está adaptada a lo que a mí me resultó más efectivo.
Vas a necesitar:
Entre media y una patata por ración más o menos (depende del tamaño que tenga)
Aceite, sal y otras especias o aceites especiados que quieras usar para dar sabor: cúrcuma, cayena, aceite de ajo, polvos de ajo, pimienta... Preparación:
Corta la/s patata/s en rodajas todo lo finas que puedas. Parece muy difícil pero no lo es, yo corto fatal y no tuve ningún problema. Si alguna te queda cortada a la mitad no pasa nada. Puedes pelar la piel de la patata pero yo decidí dejarla.
Ahora coge una lámina de papel de hornear en el microondas y coloca las rodajas de patata encima, sin montarlas unas sobre otras porque te quedarían blandurrias. Pon una gotita de aceite de oliva encima de cada una y espolvorea con sal, pimienta y/o especias. Mete la hoja de papel con las rodajas de patata en el microondas. Depende de la potencia de tu micro necesitarán más o menos tiempo. Yo dejé las mías algo menos de diez minutos, pero puedes abrirlo pasados cinco minutos para ver cómo evolucionan. Por lo general, cuando veas que empiezan a tostarse y a ponerse marroncitas, estarán al punto.
Y ya está, eso es todo! ¿Puede ser más fácil? Lo dudo! Ya puedes disfrutar de un cuenco de patatas fritas sin temer todos los químicos raros.
Estoy casi nerviosa de la emoción que me produce compartir esta receta medianamente sana con vosotros, a ver si nos da un empujoncito en la operación bikini, que al menos yo voy muuuy atrasada! Si te animas, no te olvides de dejarme un comentario en el blog o enseñarme una foto por las redes sociales porque me encantaría ver qué pinta tienen tus patatas!