Un día leyendo artículos acerca de los bundt cakes, descubrí que había un día internacional de este tipo de bizcocho, el 15 de Noviembre...
Y ¿sabéis que hice? Apuntarme la fecha en la agenda del teléfono para que me avisara unas semanas antes.
Los moldes de bundt, los más famosos los de la marca NordicWare, me encantan. Con esos contornos acanalados... Hay que ver que gusto da desmoldar el bizcocho y ver lo precioso que queda.
Ingredientes
240 ml. de aceite de oliva
240 ml. de buttermilk (240 ml. leche + 1 cucharada de limón)
2 huevos tamaño L
1 cucharadita de colorante rojo Wilton
1 cucharadita de extracto de vainilla
1 cucharadita de vinagre
1 pizca de sal
1 cucharadita de bicarbonato
40 gr. de cacao
350 gr. de harina
250 gr. de azúcar
Azúcar glass (para adornar)
Precalentamos el horno a 175º y engrasamos un molde de bundt cake.
Tamizamos la harina, el azúcar, el cacao, el bicarbonato y la sal. Reservamos.
Batimos el aceite, los huevos, la buttermilk, la vainilla, el colorante y el vinagre hasta integrar bien los ingredientes.
Vamos añadiendo poco a poco los ingredientes secos a los húmedos y seguimos batiendo hasta que la mezcla sea homogénea y sin grumos.
Volcamos la mezcla en el molde y horneamos 60 minutos. Sabremos que el bizcocho está hecho cuando al pincharlo con una brocheta, ésta salga limpia.
Dejamos enfriar sin desmoldar 10 minutos. Desmoldamos y dejamos enfriar por completo sobre la rejilla.
Cuando esté completamente frío lo espolvoreamos con azúcar glas.
Me chifla el Red Velvet. Queda tan húmedo, tan suave... tan suave como el terciopelo que le da su nombre. Para tomarlo solo, con un poco de nata (crema de leche) o simplemente para mojarlo en la leche.
A partir de ahora, estoy segura que anotaréis este día en vuestros calendarios, aunque nada más que sea como excusa para preparar y poner un bundt cake en vuestras vidas.
Ana
Fuente: El Rincón de Bea