Las rosquillas son uno de nuestros postres más tradicionales y consumidos en esta época.
Las más habituales son las rosquillas fritas, como estos rosquillos de limón o estas rosquillas de flan. Pero hacerlas al horno tiene también sus ventajas. Son más ligeras, se ensucia menos y suelen ser más rápidas de preparar pues en una solo tanda se pueden hornear muchas.
Lo que no es habitual es prepararlas como estas que os traigo hoy. Llevan queso fresco batido en su elaboración y no llevan azúcar, sino jarabe de arce, además no van rebozadas en azúcar cmo las tradicionales. Pero estos cambios no las hacen menos ricas. Os aseguro que son tan buenas que empiezas a comerlas y no paráis. Encontré la receta en una de las últimas revistas de Thermomix y he tardado un par de días en prepararlas, aunque he hecho algunos cambios. Espero que os animéis y las hagáis.
INGREDIENTES: (para unas 26 rosquillas)
125 gr de harina
40 gr de aceite de girasol
50 gr de jarabe de arce (podemos poner sirope de ágave aunque el dulzor será distinto)
75 gr de queso batido fresco desnatado 0% grasa
1 cucharadita de levadura química
1 cucharada sopera de pasta de vainilla Bourbon (podemos usar azúcar vainillado, pero os aseguro que la pasta de vainilla le da un sabor delicioso)
PREPARACIÓN:
Yo usé thermomix, pero con un robot amasador o incluso a mano podéis hacerlo, aunque os costará algo más. Pondremos la harina, la pasta de vainilla, el aceite, el jarabe de arce, el queso y la levadura. Mezclamos 15 segundos a velocidad 4.
Nos va a quedar una masa lisa y algo pegajosa.
Con las manos ligeramente aceitadas, hacemos churritos y damos formas a las rosquillas. Intentad hacerlas todas de similar tamaño, para que al hornear se hagan por igual. Con el horno precalentado a 180º con calor arriba y abajo las horneamos 12 minutos. Sacamos del horno y las dejamos en la bandeja 10 minutos más antes de consumir.
Quedan deliciosas, suaves, esponjosas y con el dulzor justo.
Una nueva versión de un clásico.
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