Pues sí, a veces creemos que si una receta no es muy muy compleja no estará tan y tan buena como otras mucho más sencillas.
Pues yo no estoy de acuerdo, y que conste que me chiflan las esferificaciones, las desconstrucciones etc, pero también me encantan las recetas simples pero deliciosas.
La de hoy la podéis utilizar tantas veces como queráis con otros muchos ingredientes, de hecho para mí más que una receta es una forma de darle gracia a carnes que de otro modo resultan más secas y sosas.
También deciros que la utilizo en mis menús semanales, y es que no poniendo excesivo aceite lo podéis utilizar perfectamente para dietas ligeras.
También comentaros que las salchichas pueden ser también de muchos tipos, carne de cerdo, de ternera, mezcla, de pollo, de pavo, etc. Yo de hecho las que más suelo utilizar son las de pavo, así el aporte de grasas también es menor.
Después de todo el rollo que os zampo (yo creo que a estas alturas ya os habréis acostumbrado) vaos a por la receta.
INGREDIENTES (la cantidad dependerá de las personas que seáis y lo comilones que seáis):
Salchichas frescas
Vino tinto para cocinar
Aceite de oliva virgen
Sal
ELABORACIÓN:
En primer lugar vamos a partir las salchichas en trozos pequeños (no hay problema si las queréis hacer enteras, pero a mi, particularmente, me gustan más así).
Ponemos, en una sartén, un poco de aceite de oliva, a fuego alto, y cuando esté bien caliente echaremos las salchichas, es importante que queden doraditas por fuera.
Cuando están bien doraditas le añadimos vino tinto (hasta que casi las cubra), y lo seguiremos manteniendo a fuego fuerte.
Cuando veáis que el vino se ha evaporado (parece que vuelva a quedar solo el aceite) estarán listas.
Ya veréis como tienen un sabor muy muy especial.
Y esto es todo por hoy.
El miércoles nos vemos con nueva receta, pero mientras tanto podemos vernos a través de las redes sociales:
Un beso enorme a todas/os.