De nuevo llegan a mi cocina aromas de otras tierras, Marruecos está tan cerca de la Península que es raro que su cocina no nos sea más cercana. Yo tuve que cruzar el estrecho hace años para descubrir parte de su riqueza gastronómica. Y desde entonces han sido más de un tajine los que han desfilado por aquí. Todos consiguen el mismo efecto en mí y en los que lo prueban, llevarnos a tierras que jamás conoceremos a fondo y que quizás idealizamos, pero es que su cocina es tan rica en matices y sabores que embriagan desde el principio. Esta paletilla de cordero iba camino de convertirse en una preparación más tradicional y por el camino acabó convirtiéndose en una receta de otra tierra. Además como nos sobró preparé otra receta que traeré más adelante. Os animo a que preparéis estas recetas en casa, son muy fáciles y el resultado muy bueno.
INGREDIENTES:
Una paletilla de cordero troceada
2 cebollas
2 ramas de canela
Un puñado de orejones
Un puñado de ciruelas pasas
Un puñado de pasas
Un puñado de almendras laminadas
Aceite de Oliva Virgen Extra
1 cucharada de Ras el Hanout
Una cucharada de miel
Mantequilla
Sésamo tostado
Sal
Pimienta
PREPARACIÓN:
Ponemos en remojo lo orejones y las ciruelas y las pasas en otro cuenco. Mientras salpimentamos la carne ya troceada. Cortamos las cebollas en juliana y rehogamos. junto con las ramas de canela, en una sartén con unas cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Una vez que la cebolla haya cambiado de color añadimos los trozos de carne y doramos por todos lados.
Añadimos la miel y las especias Ras el Hanout, cubrimos de agua y dejamos cocinar el cordero durante una media hora. Después de esta media hora añadimos la mitad de las orejones, ciruelas y pasas y las almendras laminadas. Dejamos cocinar hasta que el cordero esté blando. A última hora calentamos en una sartén mantequilla y rehogamos en ella los orejones, ciruelas y pasas que nos quedan, añadimos también el sésamo. Servimos el tajine de cordero acompañado de un poco de cous cous y por encima adornamos con los orejones, ciruelas y pasas rehogadas con la mantequilla y sésamo.
En esta ocasión lo hemos acompañado de un vino de Jumilla, Casa de la Ermita Idílico de 2009, un Vino Tinto elaborado por las variedades Monastrell 35% y Petit Verdot 65%, que ha tenido una crianza en roble francés y americano durante 13 meses. Un vino cuya nota de cata es la siguiente: Vista: Color rojo grana con ribetes amoratados. Aroma: En nariz desarrolla aromas a bosque bajo, retama y tierra mojada, si oxigenamos un momento observamos que aparecen notas de hierbabuena y especias (Clavo y pimentón). Boca: En boca nos encontramos con un vino denso, concentrado y frutoso. Aparecen al final de boca taninos elegantes pero presentes, dejando una sensación final golosa con recuerdos a chocolate. Este vino lo podemos encontrar en el mercado a un precio de 12 a 13 euros.
Feliz semana.
Lidia.