Receteros, estoy enamorada, culinariamente hablando, de esta nueva creación. ¿No me digáis que no es preciosa? Os presento esta riquísima Tarta de brownie y cheesecake, una americanada de esas que a mí me gusta y que sé que os encanta.
La idea de esta receta surge un sábado de sofá o como yo suelo denominarlo, un sábado “muy perro”. Invierno, frío, día libre, ganas de algo dulce…, todo ello se fusiona y hace que mi mente busque alguna innovación en la cocina y si encima, en casa hay alguien que te apoye, entonces ya tenemos hecho el día. Porque si yo soy golosa, imaginaros cómo son los que están a mi alrededor, pues igual de dulceros. Así no es de extrañar que surjan estas meriendas.
INGREDIENTES:
Para el Brownie:
2 huevos.
200g de chocolate.
50g de mantequilla.
175g de azúcar.
120g de harina.
2 cucharaditas de levadura.
Esencia vainilla.
Para la Cheesecake:
2 huevos.
300g de queso crema.
100g de mantequilla.
60g de azúcar.
30g de harina.
1 cucharadita de levadura.
Esencia de vainilla
Nueces.
1º. Mezclamos todos los ingredientes del brownie y vertemos la mezcla en un molde apto para hornos y previamente pintado con mantequilla y harina. Este receta lleva un poco de levadura, si os gusta más sin ella, no hay problema, no se la echéis.
2º. Luego le toca el turno a la cheesecake. Mezclamos todo y la posamos encima de la base de brownie. Podéis propiciarle una serie de golpes para quitar el aire que pueda tener la tarta.
3º. A continuación, con una lengua de gato o con una cuchara, levantamos parte del brownie hacia arriba, como aparece en la imagen. De esta forma, conseguiremos que la tarta ostente una forma más vistosa en su interior. Por último, las nueces servirán para decorarla.
4º. La metemos al horno por arriba y por abajo, a una temperatura de 150º o 180º, durante 45 minutos. Aunque, dependiendo de la potencia de cada horno, será más o menos tiempo o una temperatura más o menos alta. Por eso os recomiendo que estéis atentos.
Como veis, así quedaría esta riquísima Tarta de brownie y cheesecake, una combinación ideal entre el brownie, que es algo más seco, con la cheesecake, que es pura jugosidad. Un bocado perfecto, que consigue destacar más con la acidez de los fruto rojos.
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