De repente me encuentro redactando la última entrada del mes de abril y un rápido vistazo al calendario me recuerda que el domingo se celebra el Día de la Madre.
Que sí, que una madre está al pie del cañón cada día y no es necesario un domingo al año para acordarnos de ella pero ¿qué queréis que os diga? yo estoy deseando que llegue el viernes para que Elena llegue de la guardería con el regalito que me haya preparado.
Porque en el colegio de Lara no se hace nada para estos días y así se ahorran las protestas de las madres de rigor que a todo le tienen que sacar punta.
Y con eso soy feliz. Bueno, con los regalitos de mis niñas (que Lara me hará cuatro dibujos en cinco minutos, que somos de rotulador fácil y rápido) y con un postre rico como la tarta que os traigo hoy, digna de culminar cualquier celebración.
Es lo bueno que tiene que ser la que repostea en casa, así que para ese domingo ya inventaré algo rico que me apetezca a mí.
Acabo de caer en la cuenta de que el año pasado ya os propuse la Gibanica otra tarta elaborada con fresas para ese domingo (un poco diferente al que vamos a vivir este año, aunque en pandemia seguimos al fin y al cabo) pero es que quedan tan bonitas en los postres ¡y tan ricas! que es complicado resistirse a preparar algo con ellas.
La idea de esta tarta surgió de otra receta, pero como tenía una base de hojaldre en el frigorífico desde hacía bastante tiempo la adapté para darle salida.
El relleno me ha gustado tanto que tengo pendiente hacer en un futuro la receta tal cual, con la masa original que seguro gana aún más.
Así tenemos una receta muy sencilla y rápida de preparar. El relleno se tiene listo en un abrir y cerrar de ojos y en poco más de un cuarto de hora nuestro postre estará en el horno no robando excesivo tiempo de nuestras vidas y pudiendo dedicarnos a otras cosas.
En casa somos muy respetuosos con las normas. Eso no quiere decir que nos parezcan bien ni mal. Símplemente las cumplimos con la idea de salir de este círculo vicioso lo más pronto posible aunque la luz al final del tunel no acabo de verla.
Muchos meses después estoy cansada de una situación que va y viene. A ratos controlamos la tasa de contagios, a ratos se dispara, a ratos volvemos a bajarla... y lo que está claro es que vivimos en un bucle continuo del que deberíamos salir.
Algo no funciona. O tal vez sea todo. Porque las medidas no parecen las más adecuadas, pero si además nos las pasamos por el forro no va a funcionar nada.
Tanta divagación para contaros que volveremos a celebrar este día en casa. Solos. Las peques ven a mis padres entre semana porque las cuidan por las tardes para que yo trabaje, pero cuando estoy en casa las niñas están conmigo y no nos relacionamos con nadie para evitar más riesgos de los que ya corremos estando las niñas en el colegio y la guardería (que ya vamos bien servidos)
A mi madre la vacunaron el pasado viernes y a mi padre el anterior. Avanzamos. Aunque no podemos relajar las medidas y tenemos que esperar al viernes de la semana próxima para empezar la ronda de las segundas vacunas.
Así que otro año más no vamos a comer o a merendar con los abuelos para llevarle a la abuela su regalo. Quizá el próximo. Quizá.
Eso no quita que no prepare una tarta para el postre de la comida del domingo o para la merienda, que es uno de los pocos lujos que aún nos podemos permitir (siempre y cuando no nos subamos a la báscula)
Esta tarta de queso es perfecta porque queda muy vistosa y porque como os comentaba antes es tremendamente fácil de preparar.
¡Apta para los más novatos en la cocina!
Además hay que aprovechar la temporada de fresas, que aunque tardías aún hay muy ricas en las fruterías y supermercados y a buen precio.
Es cierto que cada vez en más superficies las podemos encontrar congeladas todo el año, pero confesaré que nunca he caído en la tentación de comprarlas y mucho menos de preparar postres con ellas, así que no sé qué resultado pueden dar.
Si alguien las ha usado soy toda oídos y me encantaría leer su experiencia en los comentarios.
El queso mascarpone es una locura en el postre que lo pongas (en lo que a calorías se refiere también, soy consciente) pero un día es un día y después lo compensamos a lo largo de toda la semana a base de verduras, legumbres y pescado ¿no os parece?
Si no tenéis en casa podéis usar cualquier queso tipo crema, y aunque la textura variará seguirá siendo un postre de diez ¡eso seguro!
Además de aprovechar la masa de hojaldre he aprovechado las almendras laminadas.
Sé que en otra entrada os conté que mi señor esposo me compró ¡cuatro! paquetes de almendra laminada cuando le apunté uno para el roscón de Reyes.
¡Cuatro!
Con lo poco que duran los frutos secos antes de ponerse rancios...
Me dijo que estaba rebajado y que era una oferta para aprovecharla.
Sin comentarios.
Así que opté por congelar los paquetes (suerte que ocupan poco espacio en los cajones del congelador) y de vez en cuando saco uno y hago varios postres con las almendras colocadas por aquí y por allá.
Con un poco de suerte les daré fin antes de navidad, entonces pediré que me compre para el roscón ¡y vuelta a empezar!
También me vino genial para acabar un bote de mermelada. En casa no somos mucho de mermeladas, la verdad, pero estoy suscrita a una caja de productos de degustación y a veces viene alguna, por no hablar de que cuando tenía algo más de tiempo participaba en algunos concursos en Instagram y alguna que otra vez me tocó algún lote que ahí estaban esperando.
Así que me ha venido de perlas para dar salida a mis nutridos armarios que por una y otra cosa nunca se ven demasiado vacíos.
El interior queda muy cremoso y el contraste con el crujiente del hojaldre es una maravilla.
Vamos que estoy completamente enamorada de esta tarta y os invito encarecidamente a que la preparéis porque os va a encantar.
Como os he dicho la dificultad es nula, el tiempo que requiere es mínimo y el resultado lo compensa todo con creces.
¡Venga! que aún queda tiempo antes del domingo ¡no os lo penséis!
¡Ah! ni qué decir tiene que a medida que pasan los días va ganando en sabor y textura ¡no os la perdáis!
Y por si queda algún indeciso os invito a un trozo para disipar dudas ¿quién se apunta?
Ingredientes:
* 1 lámina de masa quebrada (yo usé hojaldre que era lo que tenía en casa)
* Mermelada de fresa
* 500 gramos de queso mascarpone
* 2 huevos
* 100 gramos de azúcar
* 1 cucharadita de vainilla
* 200 gramos de fresas
Para el crumble:
* 80 gramos de harina
* 40 gramos de mantequilla
* 40 graoms de azúcar
* Almendras laminadas
Elaboración:
1. En un bol ponemos el queso, los huevos, el azúcar y la vainilla y batimos hasta obtener una mezcla cremosa. Reservamos.
2. Lavamos y secamos las fresas, las cortamos en trocitos y reservamos.
3. Para preparar el crumble ponemos en un bol la harina, la mantequilla a temperatura ambiente y el azúcar y amasamos con las manos hasta obtener una textura similar a arena mojada. Reservamos
4. Para montar la tarta ponemos la masa quebrada en nuestro molde (de 20-22 centímetros de diámetro y al menos 4 centímetros de alto) y cubrimos la base con mermelada de fresa.
5. A continuación vertemos la mezcla de queso y alisamos la superficie con la espátula.
6. Distribuimos las fresas troceadas por encima y cubrimos con el crumble.
7. Por último ponemos almendras laminadas.
8. Introducimos en el horno precalentado a 180 º C y horneamos durante 60 minutos.
9. Apagamos y dejamos en el interior con la puerta cerrada una hora más.
10. Sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.
11. Tapamos con film y dejamos reposar una noche la tarta en el frigorífico.
¿Sencillo verdad?
Pues es un postre de diez, os lo aseguro.
Y cuantos más días pasan más rica está.
¡No hay tarta de queso a la que me resista!
Y sí, esas manitas que se cuelan por las fotos son las de Elena y las de Lara.
¡Qué revolución cada vez que tengo que hacer la sesión de un postre!
Intento aprovechar la hora de siesta de Elena, pero no siempre puedo. Entonces intento esperar a que pongan Peppa Pig en la tele a ver si no se dan cuenta de lo que traigo entre manos.
A veces funciona. La mayoría no y ahí las tengo enredando con las cosas y preguntando si pueden salir en las fotos.
La receta, del más puro aprovechamiento de lo que tenía en los armarios y el frigorífico, va para el reto 1+/-100, desperdicio 0 de Marisa en el que os invito a participar o al menos a visitar para llevaros un montón de buenas ideas.
Me preguntáis mucho por las peques. Están bien, afortunadamente. Lara pescó un resfriado la semana pasada y el viernes ya no fue al cole. El lunes de esta semana tampoco.
Siempre he procurado que mis hijas no asistan para no contagiar a otros niños. Con el Covid más aún. Vamos a evitar riesgos y sustos innecesarios.
No es lo mismo que recibo de otras madres. Pero yo cumplo y tengo la conciencia tranquila.
En fin, no quiero enfadarme que ya me he extendido suficiente.
Espero que estéis todos bien y una semana más os quiero agradecer vuestra fidelidad y amistad. Sois increíbles.
Nos leemos la semana próxima.
Manos a la masa y ¡bon appétit!