He hecho y probado muchas tartas de queso a lo largo de los años, pero creo que me quedo con esta del restaurante donostiarra "La Viña". Es una tarta de queso horneada, típica de San Sebastián y famosísima en El País Vasco. Es un misterio y una pena que no se conozca más en el resto de la Península.
A mí me llegó el eco a través de mis compañeras de La cajita y en seguida me puse a investigar su historia y preparación tradicional. Es resultado no tiene nada que ver con la tarta de queso neoyorquina, que se hace sin horno, con base de galletas y mermelada por encima. Yo no le hago ascos a ninguna, pero la textura cremosa de esta tarta y el aroma a tostado del horneado la hacen irresistible. Es delicada y aún así, muy fácil de lograr.
Yo el día de las fotos hice una tartita pequeña, con un tercio de los ingredientes. Aquí os dejo las cantidades originales:
570 g de queso crema de untar (tipo Philadelphia, marca la que os guste)
200 g de azúcar (en mi caso Sukrin, sin calorías)
4 huevos
280 ml de nata (crema de leche) líquida de 35-38% MG
1 cucharada sopera de harina
La preparación:
1. Mezclamos todos los ingredientes con un robot de cocina, batidora, varillas o a mano, si no queda otra. Ya veis que no hay problema. Queda una masa totalmente líquida.
* Hay quien bate el queso durante unos 5 minutos antes de mezclarlo con lo demás.
2. Forramos un molde para horno con papel de hornear y vertemos en el nuestra mezcla.
3. Metemos nuestra tarta al horno precalentado a 220º y le damos 40-45 minutos (si la hacemos más grande, le damos unos 10 minutos más) con calor arriba y abajo, no con ventilador. Es importante dejar que tome color doradito pero que no se queme; el centro debe quedar más clarito que los bordes. Si vemos que está tomando demasiado color, cubrimos con papel de aluminio.
4. Pasado ese tiempo, apagamos el horno, dejamos la puerta del horno entornada y dejamos que la tarta se vaya enfriando gradualmente. La tarta seguirá líquida en el centro, es normal; cuajará en el tiempo de reposo. Igualmente, a medida que se vaya enfriando, tomará la forma tradicional en la que los bordes quedan más altos que el centro.
5. Cuando puedas agarrar el recipiente sin quemarte (unas 5 horas), pasamos la tarta al frigorífico para que termine de cuajar. Lo ideal es dejar que pase una noche al frío. Una vez fría, la sacamos del molde y retiramos con cuidado el papel (sale sin dificultad ninguna).
6. Para degustar es mejor que esté a temperatura ambiente, así que la sacaremos de la nevera 30-60 minutos antes de servirla, según el calor que haga.
¡Buen provecho!
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Bergua*