Esta tarta es una maravilla. No es nada empalagosa, tiene un toque ácido y es muy refrescante. Lo cual la hace muy apropiada para estos tiempos en los que empieza a apretar el calor. Hace ya un tiempo que estaba pensando en usar frambuesas para elaborar un postre pero hasta que no ha empezado el buen tiempo no ha habido modo de encontrarlas por ningún supermercado. Ahora sí y ya están aquí llegando al blog en forma de tarta.
Ingredientes para el bizcocho:
35 g de harina.
35 g de maicena.
70 g de azúcar.
2 huevos.
1 pizca de Royal.
Ingredientes para la mousse:
320 ml de puré de frambuesa sin pepitas.
500 g de yogur natural.
100 g de azúcar glace.
8 cucharadita de gelatina en polvo.
200 ml de nata (crema de leche).
Preparación del bizcocho:
Precalentamos el horno 180ºC
Batimos las yemas de huevo junto con el azúcar hasta que estén suaves y esponjosas.
En otro bol batimos las claras de huevo a punto de nieve.
En un tercer bol tamizamos la harina junto con la maicena y el Royal.
Incorporamos con cuidado las claras de huevo a la mezcla de la yema de huevo.
Añadimos de poco en poco a esta mezla la harina tamizada y vamos incorporando con movimientos envolventes.
Vertemos la mezcla en una bandeja con papel de horno y alisamos la superficie.
Horneamos 180°C durante 10 minutos.
Lo dejamos enfriar y lo cortamos a medida con el molde que vayamos a utilizar para darle la forma a la tarta, dejando el bizcocho depositado en el fondo del molde.
Preparación de la mousse:
Batimos el puré de frambuesa con el yogur y el azúcar glace.
En un recipiente apto para microondas ponemos la gelatina en polvo y añadimos agua fría solo hasta cubrirla, para dejarla reposar un par de minutos.
Coloque el recipiente en el microondas a potencia máxima durante unos segundos hasta que se haya disuelto la gelatina.
Añadimos la gelatina a la mezcla de puré de frambuesa y mezclamos bien.
Batimos la nata (crema de leche) a punto de nieve.
Poco a poco integramos nata montada (crema de leche) en la mezcla de puré de frambuesa siempre con movimientos envolventes pudiéndoos ayudar de unas varillas hasta que la mezcla esté suave.
Vertemos esta mezcla en el molde donde habíamos dejado el bizcocho y dejamos reposar toda la noche en la nevera.