¡¡Qué fácil!! estaréis pensando.... Pues no, o al menos a mí no me lo ha parecido. Y es que Mabel no iba a dejarnos que hiciésemos un simple tiramisú. Su intención ha sido que lo preparemos de alguna forma diferente a la tradicional, aunque guardando la esencia de este rico postre italiano.
Después de darle unas cuantas vueltas en mi cabeza me decidí por preparar un Tiramisú con una consistencia más densa, de forma que quedase en forma de tarta. Y de esa idea surgió esta tarta mousse de tiramisú.
Para los despistadillo que no sepáis nada acerca del tiramisú os cuento que se trata de un postre de origen italiano, que no es precisamente muy antiguo ya que data de los años 50. Al parecer surgió como una especie de tentempié que se ofrecía en los burdeles de la época.
Es un postre frío de cuchara que se monta en capas y cuyos ingredientes característicos son el café, bizcochos, huevos, azúcar y queso mascarpone.
De este postre, con el paso del tiempo, han ido surgiendo diversas recetas.
Ingredientes:
Un paquete de bizcochos duros
200 ml. de café sólo
Un chorrito de Ron (para el café)
500 gr. de queso mascarpone
500 gr. de nata (crema de leche) para montar
4 yemas de huevo
200 gr. de azúcar
12 hojas de gelatina
Cacao en polvo (para espolvorear)
Almendra crocanti (para decorar)
Modo de preparación:
En primer lugar, batiremos las yemas con el azúcar. Añadiremos el queso mascarpone y batiremos durante un par de minutos más.
En otro recipiente montaremos la nata (crema de leche) y se la añadiremos a la mezcla anterior, integrándolas con movimientos envolvente que conserven la consistencia de la nata (crema de leche).
Pondremos las hojas de gelatina en remojo en agua fría. Pasados 5 minutos, escurriremos bien el agua restante y las disolveremos en 50 ml de agua muy caliente. Se lo añadiremos a la mezcla.
Por otro lado, empezaremos a preparar la primera capa de nuestra tarta. Es aconsejable que utilicéis un molde desmontable si quereis presentar la tarta tal cual os la muestro. Pero en caso de que no dispongais de uno, lo podeis hacer en cualquier fuente grande.
Mojaremos nuestros bizcochos de uno en uno en el café, al que previamente le habremos añadido un chorrito de ron, y los iremos colocando de forma ordenada en la base del recipiente que vayamos a utilizar.
Una vez tengamos nuestra primera capa, añadiremos una segunda capa generosa de la mezcla del mascarpone y la nata (crema de leche). Calculad más o menos la mitad de la mezcla para esta capa.
Dispondremos encima de la capa cremosa, otra de bizcochos mojados en café.
Y por último, encima de la segunda capa de bizcochos, añadiremos la última capa cremosa, con toda la mezcla que nos quedaba.
Hecho esto, la llevaremos a la nevera para que la gelatina haga su efecto y nos quede una tarta consistente. Unas 4 horas serán suficientes, pero sí podeis prepararla con un día de antelación mucho mejor.
Pasado el tiempo necesario para que la tarta se forme, la sacaremos de la nevera y procederemos a su decoración. Espolvorearemos cacao en polvo y le pondremos un poco de almendra por encima. Yo he elegido la almendra, a pesar de que no es propio del tiramisú, y el resultado ha quedado muy rico.
También podéis ponerle unos bizcochos por encima, a vuestro gusto.
Y hasta aquí mi versión del desafío dulce de este mes, pero aún podeis ilustraros con más de sesenta formas diferentes de preparar y presentar el tiramisú que han realizado mis compañeros de desafío. AQUÍ.
Espero que os gusten y ... ya sabeis que el próximo desafío será salado y vendrá de la mano de M.Luz del blog Trasteando en mi cocina.
¿Qué será...?