La propiedad de la receta fue motivo de disputas legales a mediados del siglo XX entre los herederos de Sacher (dueños del hotel) y la pastelería Demel. La justicia dictaminó que el hotel tenía derecho a comercializar el dulce con el apelativo de Original Sacher-Torte, mientras que Demel debía hacerlo como Eduard Sacher-Torte. (Wikipedia)
Rencillas a parte, y se llame como se llame, para mi es y seguirá siendo la mejor tarta de chocolate del mundo.
Ingredientes
150 gr de chocolate negro
120 gr de azúcar glas
150 gr de mantequilla
150 gr de harina
6 huevos
1 cucharadita de pasta de vainilla (yo Home Chef)120 gr de azúcar
Mermelada de albaricoque para el relleno
Para la cobertura
175 gramos de chocolate negro
225 gramos de azúcar
150 ml de agua
Engrasamos un molde desmoldable de 25 cm. Precalentamos le horno a 180º.
Derretimos el chocolate al baño maría. Una vez listo lo dejamos enfriar.
Batimos el azúcar glas con la mantequilla atemperada. Añadimos la pasta de vainilla o una vaina de vainilla y mezclamos. Separamos las claras de las yemas y vamos añadiendo las yemas de una en una y seguimos batiendo.
En un bol montamos las claras junto con el azúcar normal hasta obtener una mezcla cremosa y un poco espesa.
Juntamos la primera mezcla (azúcar, mantequilla y huevos) junto con el chocolate, claras y harina tamizada y mezclamos con movimientos suaves y envolventes hasta formar una mezcla homogénea.
Vertemos la mezcla en el molde engrasado y metemos al horno a 180º durante 40-45 minutos. Antes de sacarlo lo pinchamos con un palito para asegurarnos de que está bien hecho. Sacamos del horno y dejamos templar sobre una rejilla antes de desmoldarlo y dejarlo enfriar por completo.
Cuando esté bien frío cortamos el bizcocho por la mitad formando dos discos. Untamos uno de los discos con la mermelada de albaricoque y tapamos con el otro disco. Reservamos.
Preparamos la cobertura. Para ello calentamos en un cazo el agua con el azúcar hasta que hierva y lo mantenemos a fuego medio hasta que se forme un almíbar. Dejamos reposar.
En otro cazo derretimos el chocolate. Cuando el almíbar se haya templado añadimos el chocolate fundido y mezclamos bien.
Colocamos el bizcocho sobre una rejilla y echamos la cobertura en el centro del bizcocho. Con ayuda de una espátula la vamos extendiendo y dejando caer por los laterales para que quede totalmente cubierta. Dejamos que el glaseado cuaje y metemos en la nevera un par de horas para que endurezca del todo.