Es curioso, pero en mi cronómetro personal es como si este último año no hubiera existido, por eso cuando pienso en algo pasado me cuesta calcular el tiempo que ha transcurrido y, con sorpresa, me doy cuenta que tengo añadirle un año más, el de la pandemia.
En ese viaje, aparte de llevarme un montón de anécdotas y momentos divertidos con mis amigos, tuve la suerte de conocer los productos gallegos con Denominación de Origen Protegida e Identificación Geográfica Protegida, y entre ellos el pan de Cea con el que he elaborado estas sabrosas torrijas.
Torrijas de miel con pan de cea
Ingredientes:
12 rebanadas de pan de cea
250 ml de leche entera
30 g de azúcar
1 cáscara de limón
1 vaina de vainilla
1 rama de canela
1 huevo grande
Aceite de girasol
Ingredientes para el almíbar de miel:
100 g de azúcar
20 g de miel
15 ml de brandy
Agua
Preparación:
Preparamos el almíbar de miel. En un cazo ponemos el azúcar, la miel y el brandy y lo llevamos a ebullición. Lo dejamos cocer hasta que la mezcla adquiera un color claro, como el caramelo. Añadimos el agua con cuidado para que no salpique y nos quememos, removemos bien y cocemos durante 10 minutos más. Retiramos del fuego y reservamos.En un cazo calentamos lentamente la leche con el azúcar, la cáscara de limón, la vaina de vainilla abierta y la ramita de canela, hasta que hierva. Apagamos del fuego, tapamos y dejamos que infusione un poco. Cuando esté fría la colamos.
Calentamos abundante aceite en una sartén honda. Remojamos en leche por ambos lados cada rebanada de pan, escurrimos y pasamos por huevo batido. Freímos hasta que la torrija esté dorada por las dos caras.
Colocamos sobre papel absorbente unos minutos, emplatamos y regamos con el almíbar de miel una vez que esté frío. Se conservan perfectamente hasta el día siguiente.
Consejos para preparar unas torrijas perfectas
En Ibiza las torrijas no se preparan -el postre típico de Semana Santa de la isla es el flaó-, pero vale la pena hacer cualquiera de las variedades de esta receta que existen para disfrutar de lo ricas que están. Por eso, para que triunféis cuando las llevéis a la mesa, voy a contaros un par de secretos para que os salgan perfectas:Aunque existe un pan especial para torrijas, no os compliquéis la vida si no disponéis de él, podéis usar cualquier tipo de pan con una corteza fina y una miga densa. Lo importante es que sea un pan duro, que tenga varios días, de este modo absorberá mejor la leche. Por algo las torrijas son en su origen una receta de aprovechamiento.
El grosor de las torrijas es un poco subjetivo, dependerá de nuestros gustos, pero no pueden ser demasiado finas. Al cortar las rebanadas de pan mejor si las hacemos de unos dos centímetros, quedarán mucho más jugosas.
Si dejamos infusionar la leche con los ingredientes que hayamos escogido para aromatizarla, mucho mejor. Basta con apartar el cazo donde hayamos hervido la leche del fuego y dejarla enfriar completamente sin colarla.
El aceite que usemos para freírlas es también una elección personal. A mí particularmente me gusta más el aceite de oliva que el de girasol, pero para que no queden demasiado fuertes de sabor podemos utilizar uno suave. Sea cual sea nuestra elección, tendremos que ir cambiándolo o colándolo a medida que lo vayamos usando, para que esté siempre limpio.