Sin embargo, el calabacín tiene un índice glucémico muy bajo, posee mucha fibra y es apto para cualquier dieta, ya sea la Dukan, Montignac, diabéticos, celiacos, etc....y además es ideal para sustituir la patata en las tortillas, queda muy rica y jugosa y sin necesidad de utilizar demasiado aceite ya que al poseer tanta agua que se hace casi sin nada.
Yo en esta ocasión le he añadido una pizca de colorante para darle un color más bonito, ya que no todo el mundo tiene a mano unos buenos huevos de corral, con ese color característico que tienen sus yemas.
La receta es muy simple, como en cualquier tortilla, pero habrá quien necesite una ayuda y por eso os paso el modo en el que yo las hago.
Ingredientes:
(para dos personas)
4 huevos
1 calabacín mediano
1 cebolla
2 cucharadas de aceite de oliva
sal y una pizca de colorante o azafrán
Elaboración:
Trocear la cebolla y el calabacín en trocitos pequeños y finos pero sin mezclarlos.
En una sartén, preferiblemente honda, sofreír la cebolla con las dos cucharadas de aceite y cuando empiece a dorarse añadir el calabacín, remover de vez en cuando para que vaya soltando el agua y se deje de tostar la cebolla, tapar y bajar el fuego para que se haga el calabacín, removiendo de vez en cuando. Se hace en pocos minutos.
Batir los huevos en un bol con el azafrán o colorante y la sal necesaria.
Añadir las verduras pochadas y removerlo todo.
Poner a calentar una sartén antiadherente untada con un poco de aceite y pasándole una servilleta de papel. Volcar la mezcla cuando esté bien caliente, mezclar rápidamente para cuajar la mezcla un poco y darle la vuelta enseguida ya que el calabacín tiende a dorarse muy pronto, dejar a fuego medio un minuto y dar otra vuelta, así hasta que esté a vuestro gusto.
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