Podemos encontrar este valioso fluido en océanos, mares, ríos, lagos, glaciares o aguas subterráneas, pero también formando parte de nuestras propias células y tejidos. Cuando nacemos, somos en un 75% agua y, al alcanzar la edad adulta, guardamos un porcentaje del 60%. El papel que juega el agua en nuestra salud es indispensable, ya que genera reacciones de suma importancia relacionadas con el transporte de nutrientes y oxígeno, la temperatura corporal, el deshecho de residuos, la comunicación celular, el funcionamiento de los riñones o la acción de las enzimas, entre otras.
El cuerpo pide agua
Las necesidades de agua varían según las circunstancias pero, por norma general, nuestro organismo precisa para su correcto funcionamiento una media de dos litros al día. Aunque pueda parecer una cantidad desorbitada, hay que tener en cuenta que la mitad de esta proporción la tomamos cuando hacemos las distintas comidas del día , ya que el agua está presente en todos y cada uno de los alimentos que ingerimos. El resto, debemos consumirla en estado líquido.Normalmente contamos en nuestro día a día con dos opciones de agua: potable, 'la del grifo', y la mineral. Pero también encontramos este líquido en grandes proporciones en infusiones, cafés, helados, bebidas energéticas, zumos, batidos, refrescos con y sin gas, etc. Los beneficios de esta fuente de vida son numerosos, pero se debe destacar su poder para calmar la sed, su acción en el estómago -reduciendo la acidez- y, sobre todo, su alta capacidad de hidratación.
Es importante conocer las situaciones idóneas en las que el consumo de agua puede reportarnos mayores ventajas. Cada vez que vayamos a comer, resulta indispensable ayudarnos bebiendo agua a intervalos, sino la digestión puede ser muy pesada. Los otros dos momentos ideales para beber líquido se sitúan dos horas después de comer y media hora antes de volver a ingerir alimento sólido. También se recomienda tomar un par de vasos de agua nada más levantarse con el objeto de purificar el organismo. A pesar de estas nociones, cualquier momento es bueno para disfrutarla.
Necesidades extra
Las calurosas temperaturas a las que nos enfrentamos durante el verano aumentan nuestra sudoración y las alarmas de nuestras reservas de líquidos pueden saltar si no tenemos una hidratación extra. La frecuencia a la hora de refrescarse con agua aumenta más todavía si tomamos el sol en la piscina o en la playa. Para que no se produzcan imprevistos no deseados podemos llevar siempre con nosotros una botella de agua fresca.Los atletas tendrán que beber muchos más litros de agua para reponer lo perdido durante la realización de ejercicio físico. Por otra parte, las mujeres embarazadas requieren agua en abundancia, mientras que existen dos grupos de población con necesidades bastante específicas: los niños y los ancianos. Los niños gastan mucha energía y debemos vigilar su consumo de agua. Lo mismo ocurre con las personas de la tercera edad: su cuerpo pierde agua y deben restablecer sus niveles. A determinada edad se comienza a perder la sensación de sed y hay que estar pendiente de que se hidraten.
Además de estas situaciones extras de consumo, si quieres disfrutar de una piel en perfecto estado también debes beber agua en abundancia, ya que ésta le proporciona la hidratación y suavidad necesarias. Un buen aspecto y una buena salud están estrechamente vinculados a una dieta sana y equilibrada donde el agua debe ocupar un papel principal.
Fuentes: Uned.es y Mundohogar.com