No sorprende escuchar, y es un hecho, que los jóvenes ya no son tan joviales cuando deciden volar del nido, la media nacional se encuentra en los 29 años, siendo Euskadi la comunidad autónoma que ocupa el primer lugar el Índice de Desarrollo Juvenil.
Si eres de los pocos afortunados que han conseguido salir por patas de casa antes de la media, probablemente no tengas mucho tiempo para cocinar y dedicarte a ti mismo. Es por eso, que The Traveller Cook os ofrece 5 trucos de cocina para hacer que la comedura de cabeza que es el emanciparse resulte más ameno, y poder seguir así cuidando nuestro cuerpo y mente.
1) Invierte en un buen congelador
Congela, tarde o temprano te salvará la vida. Mantén limpio, desescarchado y a pleno rendimiento un buen congelador, si es posible, espacioso. Cuando estés buscando un nuevo hogar de alquiler, ve derecho a la cocina y abre el congelador. Es bien sabido por todos que el orbe de la vida del emancipado son las torres de tuper que con mucho amor y cariño nos preparan nuestras madres para sobrevivir el largo y duro invierno y, posiblemente, resto del año. Esos tuper que cuando vuelves a gorronear a la nave nodriza se llenan por arte de mágia, resultan un verdadero alivio cuando no has tenido tiempo para hacer la compra, o, simplemente, estás tan cansado que no quieres ni encender la luz de la cocina.
2) Cocina para toda la semana
Si como yo, eres de los que reniegan del táper, cocinar para toda la semana es lo mejor. Utiliza uno de tus días libres, ve al mercado y compra como si el mundo estuviera a punto de acabarse, puedes hacerlo anunciando a grito el apocalipsis si lo deseas, será más divertido desde luego.
Cuando vuelvas a casa, idea el menú semanal, ese planning tan perfecto, ordenado y placentero que nunca se cumple. Cocina, rellena tupers, y congela. Una vez más, congela, es una maravilla.
3) ten la verdura ya picada
Es un truco que a mí, personalmente, me ha salvado más de una ocasión. Mi día libre compro verduras de temporada, las limpio, y corto de varias formas: brunoise, juliana, bastones, rodajas o medias lunas, para después congelar; mamá siempre lo decía, no te cierres puertas.
Cuando mi prioridad es dormir, siempre tendré la mitad del trabajo hecho en el comgelador. Incuso podrás hacer unas lentejas desde la cama, simplemente levantándote a las 10, echas todo a la cazuela, pones a fuego lento y vuelves a la cama, al fin al cabo, te ahorras tener que cortar la verdura, y, sobre todo, luego tienes mucho menos para limpiar.
4) Las sobras también se comen
Sabemos que es difícil comprar para uno solo, y, cuando tú eres el único miembro de tu hogar, generas muchas sobras. Apróvechalas, existen miles de formas de reutilizar un mismo plato. Si te sobra arroz, mañana calabacines rellenos de arroz. ¿Qué los garbanzos han salido caldosos? A la noche sopa de cocido con el caldo y un puñado de fideos. El pollo estaba delicioso pero no puedo más... ¡Qué croquetas más ricas que vamos a picar mañana!
5) Las Latas, tu gran aliado
Hoy día existe una gran cantidad de productos enlatados. Desde el típico bonito en conserva o las sardinas al natural, hasta pimientos rellenos, cocidos, navajas, hígado de bacalao, albóndigas... No les hagas asco, muchas marcas están muy buenas, y para un apuro siempre vienen bien. Ten unas cuantas latas e almacenadas, quién sabe cuándo va a apetecerte una ensaladita de bonito, mejillones, y unas cuantas guindillitas picadas; o un arroz con mejillones en escabeche y zamburiñas... Se pueden hacer maravillas con latas, el hummus con los garbanzos ya cocidos al natural sale delicioso...
Un libro sobre la vida del emancipado: