Cuando el ayer está presente en el hoy se convierte en análisis exhaustivo de nosotros mismos, y cuando se considera parte del mañana significa superación.
Me encantan, sí ésa es la palabra, me encantan las películas costumbristas españolas, más aún las andaluzas, aunque sean en blanco y negro; me gustan aquellas viejas peliculas en las que la verdadera protagonista son las estampas, las escenas de la vida cotidiana, la forma de hablar, de vestirse, me gusta poder ver las calles, las ciudades, los pueblos, los campos, las viejas costumbres, en definitiva revivir una época que no he vivido, pero que mis mayores me contaban y describían, descubrir grandes historias de las pequeñas cosas de aquellos años de principios y mediados del pasado siglo.
Me viene a la memoria una imagen de una de aquellas películas, dos niños, en una casa en el campo en algún lugar de Andalucía; él chaval, la visita cada tarde desde que la conoce y la madre de Alicia, que así se llama la niña, les da de merendar una naranja con un buen trozo de pan?..mientras él niño, le canta a la niña que es ciega con su naranja en la mano?ella le escucha emocionada y embelesada, con su merienda en las manos.
La película se llama ?La saeta del Ruiseñor?, grabada en el año 1.956, fue la primera película de ?Joselito??..la trama, refleja la sociedad de la época, en la que el ?ruiseñor?, el niño cantor, lidera aquí la "temible" banda del tirachinos.
Una pelea entre amigos, a pedradas, con sus ?tirachinas?, tras la estrepitosa derrota en el épico "Combate de las cebollas" contra el Colo y sus secuaces se encontrará con aquella niña ciega, a quien dedicará todo su esfuerzo, amista y cariño, sobre todo, su talento para recaudar los fondos para que recupere la vista, pagando él la operación en el extranjero.
¡¡ Qué época aquella que merendábamos una naranja con un trozo de pan?..!! Aún, hoy en día, cada vez que como naranjas de postre, es con trocitos de pan, como antaño.
Y es que en Málaga, las naranjas del Valle del Guadalhorce son exquisitas?.
Para quienes no conocen Málaga, les contaré que la comarca del Valle del Guadalhorce se sitúa en el centro-sur de la provincia malagueña, y supone el puente entre el interior de la provincia y la Costa del Sol, lo que hace de su situación geográfica un verdadero privilegio.
El río Guadalhorce que le da nombre, vértebra el territorio malagueño y después de recoger las aguas de la comarca de Antequera y cruzar la cordillera por el Desfiladero de los Gaitanes, se hace adulto y forma su propio valle.
Y es allí donde unido a su principal afluente, el Río Grande y al rio Fahala, crea el más rico de los suelos malagueños.
Un valle que es al mismo tiempo camino y corredor fértil de huertas y gentes, y anfiteatro de sierras que aportan sus aguas, su cobijo y su paisaje.
Huertas salpicadas de casas de labranza y caseríos, huertas que cubren el fondo del valle y trepan en acequias por cabeceros y pequeñas colinas. Huertas, en fin, de un paisaje vivo que lucha entre el ser y el haber sido.
Entre las montañas se encuentran los pueblos de Alhaurín el Grande, Almogía, Álora, Cártama, Coín, Pizarray Valle de Abdalajís?parte de Alhaurin de la Torre (Mi familia paterna tiene sus origenes en Alhaurin el Grande y el "alhaurinejo") y de la capital malagueña, concretamente el distrito de Churriana.
La actividad agrícola ha sido durante muchos años el sustento económico de la comarca del Valle del Guadalhorce. Las buenas condiciones climáticas, la abundancia de agua, así como la proximidad a la ciudad de Málaga, contribuyen a a sus ricas huertas (AQUI más información).
El río Guadalhorce, el más largo y caudaloso de la provincia malagueña, conformó un espacio para los primeros pobladores y su conexión con el Mar Mediterráneo supuso una gran vía de comunicación que puso en contacto con diversas culturas que se asentaron en nuestras tierras.
Varias civilizaciones como los fenicios, griegos, romanos, visigodos, árabes? dejaron su huella y ejercieron una influencia decisiva en la relación entre el ser humano y el agua.
De entre todas, la cultura árabeadquirió una gran dimensión debido a su dilatación en el tiempo y a su influjo en la formación de la cultura histórica del agua de nuestro territorio. La actividad más representativa de los musulmanes fue el desarrollo de la agricultura de regadío.
El Valle del Guadalhorce es bien conocido desde antaño como el Valle del Azahar por sus inmensas huertas de cítricos a lo largo de toda la vega del río Guadalhorce y sus afluentes.
El cultivo de los cítricos, conocido desde la Edad Media en el Valle del Guadalhorce adquirió una importancia vital en la comarca durante la época Contemporánea; cítricos como el limón dulce, del que apenas quedarán unos pocos árboles en el mundo, el limón real, la naranja de oro o mandarina la castellana son autóctonas del Valle del Guadalhorce.
Es indudable que sin el impulso dado a la agricultura durante este periodo sería imposible imaginar las grandes extensiones de naranjos y limoneros de Álora, Pizarra, Cártama, Alhaurín el Grande o Coín.
Y son con las deliciosas naranjas malagueñas, las ?guachintonas? o las dulces, las que desde que tengo uso de razón conozco y que llegaban a la cocina de mis mayores?.
Con naranjas malagueñas, de las Huertas del Guadalhorce, he preparado ésta receta.
¿Cómo la hice?
Hacer las albóndigas:
En un bol poner carne picada (mezcla de ternera y cerdo), dos ajos y un trozo de cebolla blanca dulce muy picaditos, un vaso de leche, dos huevos, sal al gusto, perejil picado y una rebanada de pan; mezclar todo muy bien (aconsejo amasar con las manos) procurando que quede homogénea.
Hacer las albóndigas y pasarlas por harina.
Freir en aceite de oliva, que estén doraditas y tomen color por todas partes.
Colocarlas sobre papel absorvente a fin de que escurran el aceite y reservar.
Mientras preparar la salsa:
En una cacerolita echar un buen chorreón de aceite de oliva virgen y freir a fuego lento un puerro, una cebolla mediana blanca y dos dientes de ajo, todo ello picadito y salando previamente.
Remover de ven en cuando, procurando que no se queme. Cuando estén bien pochado el refrito añadir, medio vaso de vino blanco y medio de agua dejando cocer y reducir durante unos diez minutos.
Pasar la salsa por la minipimer, probar de sal y añadir las albóndigas, unos granos de pimienta negra y una hoja de laurel; dejarlas hervir un minuto y retirar del fuego.
Agregar el zumo de dos naranjas, ,remover, picar cilantro fresco (que le dará un toque oriental y fresco) y servir.
Acompañar con patatas fritas o arroz cocido.
La idea de añadir naranja a la salsa es de Mou?¿Qué no conocen su fantástico blog?....Por favor, no se lo pierdan?
Y recuerden?disfruten de Málaga?de su sol, su luz, sus ríos, sus valles?su mar, el mar, siempre la mar.