Pues no, señoras y señores, no ha sido el caso. El baklava se prepara en un periquete. Con ingredientes que, a excepción de la pasta filo, son muy de andar por casa. Y la pasta filo se vende en ese supermercado de cancioncita pegadiza y cuyo nombre rima con... ¿amazona? Nada, todo a mano y muy asequible os lo prometo. Allí mismo, en ese supermercado que no nombro compré todos los ingredientes. Una horita habré tardado como mucho en tener el baklava listo, incluyendo el tiempo de horneado.
A todo esto, os estaréis preguntando... pero... ¿qué es un baklava? Voy.
Los baklava son unos pastelitos hechos con masa de nueces u otros frutos secos y masa filo y bañados en un almíbar o jarabe de miel. Su origen se remonta a la antigua Mesopotamia y son muy populares en diversos países de la cuenca mediterránea, como Egipto, Grecia o Turquía. De hecho, muchos turcos lo consideran el postre nacional, la joya de todas las mesas.
Es un dulce típico del Medio Oriente en cuanto a sus ingredientes: frutos secos, miel, agua de rosas o de azahar... Eso sí, es bastante contundente, así que conviene hacer porciones pequeñas. Aunque se pueden utilizar todo tipo de frutos secos, los más habituales son las nueces y los pistachos.
¿Nos ponemos manos a la obra?
Baklava
Ingredientes para 15-20 porciones
Para el almíbar de miel:
120 ml de agua.
100 g de miel.
60 g de azúcar moreno.
el zumo de 1/2 limón.
Para el pastel:
225 g de nueces peladas.
75 g de pistachos pelados.
pasta filo.
75 g de mantequilla.
75 g de azúcar moreno.
1 cucharadita de canela molida.
1/2 cucharadita de nuez moscada.
Preparación:
1. En primer lugar, elaboramos el almíbar, ya que tiene que estar frío antes de ponerlo en el baklava. Para ello, ponemos todos los ingredientes en un cazo y llevamos a ebullición a fuego medio-alto. Una vez que comience a hervir, bajamos un poquito el fuego y dejamos que hierva unos 5 minutos, hasta obtener un almíbar ligero. Una vez que esté listo, apartamos del fuego y reservamos.
2. Precalentamos el horno a 180ºC. Untamos el interior de una fuente honda apta para horno con un poquito de mantequilla.
3. Derretimos los 75 g de mantequilla en el microondas.
4. Colocamos la primera capa de hojas de pasta filo, cortadas aproximadamente del tamaño de la fuente. En total debemos colocar 6 hojas, pincelando ligeramente con mantequilla derretida entre capa y capa. En mi caso, la fuente medía la mitad que las hojas de pasta filo, así que para cada capa usé 3 hojas cortadas a la mitad.
5. Trituramos en un procesador de alimentos las nueces, los pistachos, el azúcar moreno, la canela molida y la nuez moscada molida. Debemos procurar no triturar hasta convertir en harina, sino que queden algunos trocitos de fruto seco. En la thermomix, es suficiente un golpe de turbo de 2 segundos.
6. Colocamos la mitad de los frutos secos triturados sobre la primera capa de pasta filo.
7. Repetimos el proceso: otras seis capas de pasta filo, pinceladas de mantequilla entre capa y capa; y por encima, el resto de los frutos secos.
8. Terminamos nuestro baklava con una nueva capa de pasta filo. En mi caso, el paquete tenía 10 hojas, así que en la capa superior coloqué las 4 que me quedaban, de modo que finalmente había 8 capas de pasta filo en la capa superior. Presionamos un poquito por encima.
9. Metemos la bandeja en la nevera durante al menos 15 minutos, para que enfríe la mantequilla y sea más fácil de cortar las porciones. Una vez frío, cortar cuidadosamente, con ayuda de un cuchillo afilado, en forma de cuadrados, rombos o triángulos.
10. Horneamos entre 30-40 minutos a 180ºC, hasta que esté bien doradito.
11. Una vez que retiramos del horno la bandeja, repartimos el almíbar por encima y dejamos enfriar, al menos dos horas, para que los baklavas tengan tiempo a absorber todo el almíbar.
Por supuesto, no me voy sin recomendaros que paséis por el blog de Desafío en la Cocina para ver todos los estupendísimos baklavas que han preparado los demás participantes.