Además es tan rápida de preparar que no merece la pena comprarla hecha, y así evitamos tomar ingredientes y azúcares extras e innecesarios que llevan las bebidas vegetales industriales.
Ingredientes:
50 gr de copos de avena
1 pizca de sal
1 cucharada de panela o el endulzante que uséis habitualmente
1 cucharada de semillas de sésamo tostado (aportan calcio)
1 litro de agua a 70ºC aprox.
Preparación:
Comenzamos poniendo a calentar el agua. Yo lo hago en un hervidor pero puede hacerse en una cazuela al fuego. La retiro cuando comienza a burbujear por el fondo, aunque también podéis medir la temperatura con un termómetro de cocina. Yo con la práctica he aprendido a distinguir la temperatura que tiene porque cambia el sonido que emite el agua en el hervidor. Aproximadamente tiene que estar a unos 70ºC pues si nos pasamos de temperatura puede quedarnos la bebida muy espesa y la textura ya no es tan agradable.
Mientras hierve el agua, pesamos directamente en el vaso batidor los copos de avena y añadimos el resto de ingredientes. Una vez que el agua ha llegado a la temperatura ideal (unos 70ºC) la añadimos y trituramos todo con la batidora. Dejamos reposar la mezcla 5 minutos.
Una vez que han pasado los 5 minutos (no pasa nada si son más), filtramos la bebida obtenida con un colador fino, gasa o tamiz estrujando bien la masa de avena que nos queda para sacarle bien todo el mucílago, que tiene gran cantidad de propiedades y es lo que nos dará la cremosidad a la bebida.
Ya sólo nos queda tomarla como más nos guste. Yo habitualmente la tomo con café, aunque otras veces la añado a infusiones o la aromatizo con cáscara de limón y canela (se añade la ralladura de limón y la canela con el resto de ingredientes antes de triturar). Si os gustan otras especias aromatizantes también podéis usarlas (hinojo, clavo, anís estrellado, canela, jenjibre...) ¡Hay muchas posibilidades!