Los pączki (leído ponchki) son, quizá, el dulce más popular de Polonia. Se pueden encontrar todo el año y en todas partes pero si hay un día en el que son los protagonistas, ese día es el jueves lardero (Tłusty czwartek), el jueves anterior al domingo de carnaval y que sería el equivalente al Mardi gras (martes graso). En esta fecha hay largas colas en las mejores pastelerías para conseguirlos y los polacos los devoran durante todo el día con devoción.
Estas berlinas están rellenas de mermelada, normalmente de fresa, ciruela o guinda, pero las más tradicionales son las rellenas de mermelada de pétalos de rosa. Sí, habéis leído bien, de pétalos de rosa. Esta confitura, difícil de encontrar actualmente, incluso en Polonia, tiene un sabor delicadísimo y sabe realmente a rosas. Nosotros las hemos preparado así pero rellenas de cualquier mermelada están buenísimas también.
¿Queréis saber cómo se hacen? Pues vamos allá.
¿Qué necesito? (para 15 berlinas aprox.)
500 grs. de harina
250 ml. de leche
50 grs. de levadura fresca
2/3 de taza de azúcar
1 cucharada de azúcar avainillado
1 huevo entero
4 yemas de huevo
45 grs. de mantequilla
1 cucharada de vodka o aguardiente
Aceite de girasol para freír
Para el glaseado:
100 grs. de azúcar glas
2 cucharadas de agua
¿Cómo lo hago?
Primero en un vaso grande o jarra (que aguante el calor), ponemos la leche templada, desmenuzamos la levadura y revolvemos hasta que se disuelva, añadimos una cucharada de harina y una de azúcar y revolvemos hasta que todo esté bien mezclado. Este recipiente lo vamos a poner dentro de una cazuela o cazo con agua que previamente hemos calentado (no es necesario que hierva pero sí que esté muy caliente). Lo dejamos reposar hasta que se convierta en espuma (unos 15 minutos aproximadamente). Es conveniente que el vaso o la jarra sea bastante grande y alto porque la mezcla va a crecer mucho.
Por otro lado, tamizamos la harina y la ponemos en un bol junto con el azúcar avainillado.
Vamos derritiendo también la mantequilla para que le dé tiempo a enfriarse un poco antes de usarla.
Cuando la mezcla de la levadura y la leche se haya convertido en espuma, la añadimos a la harina y mezclamos bien.
En otro bol batimos el huevo y las yemas con lo que nos queda del azúcar hasta obtener una mezcla espumosa y la añadimos a la masa que ya tenemos. Comenzamos a amasar con la ayuda de una cuchara de madera o una espátula y poco a poco vamos añadiendo la mantequilla derretida y, por último, el alcohol. Yo aquí os recomendaría que, si tenéis un robot de cocina que amase, lo uséis porque a mano lleva bastante más tiempo y da más trabajo. Incluso podéis usar el programa de amasado de la panificadora.
Al final os quedará una masa muy pegajosa y que no es fácil de trabajar pero no le añadáis más harina porque si no las berlinas no quedarán esponjosas.
Dejamos reposar la masa, tapada con un paño, durante una hora en un lugar cálido y sin corrientes de aire. Veremos que después de este tiempo, habrá doblado su volumen.
Pasada la hora, ponemos la masa en una superficie enharinada y la trabajamos un poco con las manos (también enharinadas) para quitar las burbujas de aire.
La estiramos con las manos hasta tener una forma de unos dos centímetros de alto y con la ayuda de un molde o un vaso, vamos cortando círculos. Cuando hayamos cortado ya todas las berlinas, las taparemos con un paño y las dejaremos reposar una media hora para que vuelvan a crecer.
Cuando hayan crecido, será el momento de freírlas.
En una sartén honda o una cazuela ponemos a calentar aceite de girasol abundante. Recordad que el aceite no puede estar ni muy frío (porque la masa chuparía mucho aceite) ni muy caliente (porque las berlinas se quemarían por fuera pero quedarían crudas por dentro).
Las freímos dorándolas por ambos lados y después las ponemos en una fuente cubierta con papel de cocina para que absorba el aceite sobrante.
Antes de que se enfríen del todo tenemos que rellenarlas y ponerles el glaseado.
Para lo primero, usando una manga pastelera con boquilla para rellenar o una jeringuilla, hacemos un agujerito en un lateral y metemos la mermelada dentro.
Preparamos el glaseado mezclando 100 grs. de azúcar glas con 2 cucharadas de agua y con la ayuda de un pincel de cocina lo extendemos por encima.
Nosotras hemos usado también unos trocitos de naranja confitada para decorar.
Ahora solo nos queda esperar a que se enfríen y devorarlas.