Otra de esas recetas de Internet que merece la pena tener en nuestro recetario.
Llega el otoño, el fresquillo y las ganas de empezar la temporada repostera con un dulce reconfortante, afortunadamente podremos retozar en un bizcocho sin sentirnos demasiado pecadores: añadiendo fruta y hortalizas a la masa, reduciendo la cantidad de azúcar de la receta, cambiando la mantequilla por aceite o agregando una cantidad importante de fibra.
Tendremos como resultado un bizcocho sabroso, húmedo y muy tentador. La remolacha, musa de la temporada otoño-invierno, además de en ensaladas, sopas, cremas…, puede tener éxito en la repostería para teñir masas pero también como ingrediente principal. En éste postre aporta un toque de dulzor especial (sin saber a tierra) y con las pasas, nueces y semillas, nada tiene que envidiar a ningún plum-cake.
Lleva también un glaseado que es totalmente opcional, que si estamos muy intransigentes con el dulce, podemos eliminar.
Azúcar mascabado o moscobado:
El azúcar moscabado, también llamado mascabado, es un tipo de azúcar de caña integral. El azúcar moscobado tiene su origen en las Islas Mauricio y se caracteriza por no ser refinado.
El azúcar moscobado es de color marrón oscuro y cuenta con gran cantidad de melaza, por lo que tiene un sabor muy peculiar y una textura pegajosa.
Ingredientes: (Para 8 o diez personas).
Para el bizcocho.
140 ml de aceite de oliva suave.
150 gr de azúcar moreno mascabado, o 130 gr de azúcar blanco.
50 gr de nueces peladas y picadas.
75 gr de pasas sin pepitas.
75 gr de semillas variadas (lino, calabaza, sésamo, amapola…). He puesto pipas de calabaza y de girasol.
150 gr de remolacha cruda rallada.
200 gr de harina. Puede ser integral.
9 gr de levadura Royal.
3 huevos.
1/2 cucharadita de postre de sal.
1/2 cucharadita de postre de canela.
1/2 cucharadita de jengibre. Opcional.
Para el glaseado.
4 cucharadas soperas de azúcar glas.
1 cucharada sopera de zumo de limón.
Semillas al gusto, he puesto pipas girasol y sésamo. Prescindibles.
Preparación:
Del bizcocho.
Escogemos el molde que nos guste. Me he decantado por uno rectangular tipo plum-cake de cristal (22 cm x 12,5 cm x 6 cm, aproximadamente). Engrasamos ligeramente con aceite de oliva y colocamos en el fondo un trozo de papel de horno, dejando sobrante en los laterales para poder sacar el bizcocho cómodamente. Reservamos.
Mezclamos la harina, la sal, la levadura, el jengibre y la canela (u otras especias). Removemos bien con un tenedor para que no queden grumos y reservamos.
Separamos las yemas de las claras, guardamos las últimas en la nevera.
En un bol grande echamos el aceite con el azúcar y batimos con la batidora de varillas. Vamos añadiendo una a una las yemas a la mezcla anterior, batiendo después de cada adición. Deberá quedar una mezcla bien unida y homogénea.
Agregamos las nueces, las pasas y las semillas (en mi caso pipas de calabaza y girasol). Revolvemos bien con una espátula.
Pelamos la remolacha y la rallamos con un rallador sobre la mezcla que tenemos. Mezclamos bien.
Añadimos poco a poco los ingredientes secos (la mezcla de la harina), integrándolos perfectamente en la masa. Dejamos reposar media hora, tapada y a temperatura ambiente.
Encendemos el horno a 180ºC, calor arriba y abajo.
En otro bol batimos las claras a punto de nieve con la batidora de varillas y cuando tengamos un merengue consistente lo agregaremos en cuatro veces a la masa principal, con movimientos envolventes y suaves.
Vertemos la masa en el molde y metemos en el horno a media altura, a 180ºC, calor arriba y abajo, en principio 30 minutos.
Pasados los cuales taparemos el molde con papel de aluminio para que no se nos queme la superficie y dejaremos hornear así otros 30 minutos.
Iremos comprobando con un palito que la masa esté húmeda pero no pegajosa.
Sacamos del horno y dejaremos enfriar por completo.
Del glaseado.
Para el glaseado, mezclamos el azúcar glas con el zumo de limón hasta conseguir una textura espesa, como la cola de carpintero.
Echamos por encima del bizcocho desmoldado con una cuchara y espolvoreamos las semillas. Desde luego el aspecto no puede ser mejor.
Consejo: El bizcocho lo he hecho de víspera, el glaseado el día de su consumo. Si no queremos que las manos nos queden teñidas de rosa un par de días, nos pondremos guantes. Ya sabemos que cada horno es un mundo, así que iremos controlando la cocción.
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