O de esa infinidad de postres en los que el bizcocho es la base y uno de los pilares de la repostería!!
El bizcocho se puede hacer de mil maneras, no solo tiene que ser ese trozo esponjoso que mojamos en la leche o en el café....La fórmula básica del bizcocho se puede enriquecer añadiendo café, chocolate, ralladura de naranja o limón, frutos secos.......
Si lo cocemos en moldes individuales, pueden sustituir perfectamente a las magdalenas para el desayuno; si lo mezclamos con frutas se convierte en un delicioso plum cake, y si lo rellenamos, glaseamos o emborrachamos, se convierte en una de la mejores tartas....y además, económica!!
Bizcochos tengo varios publicados, Bizcocho de naranja y chocolate, Bizcocho de naranjas sanguinas, Bizcocho con jengibre, miel y manzana, Bizcocho de uva y mandarina, Bizcocho de piña sin gluten, Bizcocho de claras y limón, Bizcocho de espelta sin azúcar.....
Pero esta vez he querido hacer un bizcocho sencillo, esponjoso y sin nada de grasa, ya que el bizcocho de Saboya no lleva ni aceite ni mantequilla. Yo lo he hecho en un molde para tomarlo después con un café, pero este bizcocho se utiliza sobre todo, para hacer los brazos de gitano; se hornea en plancha y luego se enrolla para terminar rellenado de diferentes ingredientes como la crema, nata (crema de leche) o trufa......es el bizcocho de Saboya!!
La historia cuenta que este tipo de bizcocho fue inventado a finales del siglo XV en la corte del Duque de Saboya, en Italia, y que fue creado para la ocasión de la visita del rey de Francia.
Posteriormente se hicieron con forma alargada y se convirtieron en una de las galletas típicas y “oficiales” de la corte, tomando el nombre de Savoiardi. Fueron apreciados particularmente por los miembros jóvenes de la corte y ofrecidos a los visitantes como símbolo de la repostería local.
La esponjosidad de este bizcocho de Saboya reside en que las claras de huevo se montan a punto de nieve fuerte y no lleva levadura, lo que hace que tenga una mayor cantidad de aire y se consigue una textura muy ligera.
3 huevos grandes.
100g. de azúcar.
2 gotas de extracto de vainilla.
60g. de harina de trigo.
20g. de maicena.
Sal.
Azúcar glass.
Modo de hacerlo:
Separa las claras de las yemas.
Monta las claras a punto de nieve fuerte con unas varillas eléctricas o a mano, reserva.
Bate las yemas con el azúcar hasta que cambien de color, aumenten su volumen y obtengas una crema fina.
Mezcla en otro bol las dos harinas y la pizca de sal.
Añade las harinas tamizadas a la crema de yemas y mezcla bien.
Añade las claras montadas en dos o tres veces a la crema de yemas, hazlo poco a poco y con movimientos envolventes para que se mezclen pero no se bajen.
Engrasa un molde de silicona con mantequilla.
Rellena el molde con la mezcla anterior, da unos golpecitos al molde para que se asiente y salgan las posibles burbujas.
Pon en el horno precalentado a 160º y hornea unos 20 minutos o hasta que veas que está cocido. Comprueba si está hecho pinchando con una aguja larga en el centro, si sale limpia ya está.
No abras la puerta del horno en ningún momento porque el bizcocho se bajaría.
Cuando esté cocido deja que repose unos minutos fuera del horno antes de desmoldar.
Desmóldalo y deja que se enfríe por completo sobre una rejilla.
Espolvorea por encima del bizcocho con azúcar glass.
También puedes bañarlo con un glaseado blanco o de naranja.
Pero si quieres que te salga un bizcocho de Saboya más alto y grande, solo tienes que doblar los ingredientes o aumentar las cantidades siguiendo siempre la misma proporción!!
Espero que te guste.
Si quieres ver los bizcochos de mis compañeros de desafío, visita el blog DESAFÍO EN LA COCINA, pincha en la foto del logo y te llevará!!
Fuente: este post proviene de Mandarinas y Miel, donde puedes consultar el contenido original.
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