Hoy vamos a hacer un descansito de recetas navideñas para comernos un buen trozo de bizcocho de zanahoria con una deliciosa mezcla de sabores y textura húmeda y jugosa.
Si ya por si solo el bizcocho está para no dejar ni las miguitas, con el glaseado es la bomba. Dista mucho del típico que se le suele poner al bizcocho de zanahoria, pero a veces apetece probar algo distinto y en este caso fue un acierto. Nos encantó.
Sabéis de mi amor por los bizcochos de zanahoria y éste es de los que se llevan la palma. Os animo a que lo probéis y seguro que quedáis tan encantados como nosotros.
Con esta receta participo en el "Concurso de bizcochos Tulipán" organizado por Pequerecetas y Tulipán. Pasaros por la web y veréis que el concurso merece mucho la pena. Yo no dejo de soñar con ese aparatito, jeje.
INGREDIENTES:
Bizcocho:
215 gr. de margarina Tulipán
250 gr. de zanahoria rallada
3 huevos
60 gr. de azúcar blanco
60 gr. de azúcar moreno
150 gr. de harina de todo uso
50 gr. de harina integral
1 cucharadita de levadura
1/4 cucharadita jengibre en polvo
1 cucharadita de canela molida
1/2 cucharadita de nuez moscadaGlaseado:
75 gr. de crema de chocolate y avellanas
20 gr. de margarina Tulipán
30 gr. de leche
PREPARACIÓN:
Empezamos preparando el bizcocho, para ello engrasamos un molde de 18 cm con spray desmoldable. Precalentamos el horno a 180º.
Tamizamos las harinas con la levadura, jengibre, canela y nuez moscada. Rallamos las zanahorias.
Batimos la margarina Tulipán con los azúcares hasta que estén bien mezclados. Vamos incorporando los huevos uno a uno sin dejar de batir.
Añadimos la harina en dos o tres veces. Por último integramos la zanahoria en la mezcla.
Vertemos la masa en el molde, alisamos la superficie y horneamos unos 40 minutos.
Dejamos enfriar sobre la rejilla 10 minutos, damos la vuelta y desmoldamos.
Para el glaseado ponemos al baño maría la crema de chocolate y avellanas con la margarina Tulipán y la leche. Removemos hasta que esté bien mezclado. Dejamos enfriar.
Ponemos el glaseado en una jarrita y lo vertemos por encima del bizcocho. Lo podemos echar todo o dejar un poquito para que cada uno se sirva a su gusto.
Otra de las ventajas de este bizcocho es que si sois pocos a comer como nosotros, con el paso de los días sigue igual de rico y jugoso. Seguro que no tendréis posibilidad de comprobarlo, jeje.
Hasta el próximo día.