De las grandes alianzas, las buenas uniones salen maravillosos resultados. Así fue como la condesa Noemí Marone Cinzano y Hans Vinding Diers, decidieron aunar pasiones y encontraron un viejo viñedo de Malbec y lo recompusieron.
Se aquerenciaron en la localidad de Mainqué, en el Valle Azul, provincia de Río Negro y crearon en el 2001 la Bodega Noemía.
Continuaron juntos en este hermoso proyecto por 18 años, actualmente Hans, su mujer y sus hijos son los únicos dueños. La condensa sigue con sus proyectos propios en Europa.
De Stellenbosch a General Roca
Stellenbosch es un sitio renombrado de Sudáfrica en donde se establecieron los padres de Hans para trabajar en la bodega de un amigo en Rustenburg. Allí nació Hans y su hermano y vivieron en Sudáfrica hasta que Hans tuvo cuatro años.
Corría el 1973 y la familia se muda a otra meca del vino, Bordeaux. Ese mundo tan especial del vino lo abrazó durante su infancia.
Teniendo 18 años sus padres lo mandaron a hacer vino a Australia, a otro gran lugar en donde creó vinos junto a Murray Tyrrell, más conocido como “el rey de Hunter Valley”, en su bodega Tyrrells Wines.
Hans se enamoró de una australiana, quien a su vez lo hizo interesar en el mundo del vino.
Después de dos años volvió a Graves, a Francia, a trabajar en el Chateau de su padre. Allí estaba su primo Peter Sisseck (hacedor del prestigioso Pingus) con quien trabajaron los viñedos codo a codo. El resto del año Hans partía a otro destino vitivinícola a aprovechar otra cosecha y ampliar sus conocimientos.
Con mucha experiencia y trabajando en una empresa inglesa, en 1998 le proponen hacer un joint venture con vinos de Argentina.
Hans aceptó creyendo que era en Mendoza y al final resultó ser en la Patagonia, desde la Bodega Canale lo habían convocado. Allí realizó el Marcus Reserva en 1998 y luego continuó haciendo consultoría.
Fue en el 2000 que este danés intrépido, explorador y curioso encontró el famoso viñedo del 1932 en Mainqué, un paraje de la provincia de Río Negro.
Con la ayuda de Marcelo Mirás y Oscar Ferrari inspector del INV, conocieron unos viñedos extraordinarios en donde Hans probó la uva de Malbec y fue amor a primera vista. Lo que lo enamoró fueron esos viñedos antiguos, con el paso del tiempo marcado en cada viña. Viñedos de 1932, un lujo.
Luego de mucho trabajo de campo, investigación, más trabajo y la ayuda de Noemí -su prima -hicieron Malbecs que les trajo muchas alegrías.
Los vinificaron a modo de juego, esas “picardías”, las embotellaron y las llevaron a una feria muy conocida en Europa. El vino de esas botellas no pasó desapercibido y emocionó a muchas personas influyentes del vino.
Despegue
Así fue que las botellas de Malbecs, dos años después de todo ese proceso las mostró en una feria en el 2003 y ese fue un antes y un después en la historia de Noemía. Fue un instante en que la vida dió un giro de 360°.
Ese viñedo, de 1932 de donde había creado esos Malbecs increíbles hizo se enamorara del lugar, y aún luego de haber hecho más de 48 cosechas en muchísima zonas del globo, no sólo en Uruguay y en Chile, sino también en Sudáfrica, España, Hungría, Portugal y Francia, eligió la hermosa Patagonia argentina para elaborar vinos excepcionales.
Canales, riego y el alma del valle
Cesare Cipolletti era un ingeniero hidráulico italiano que vino a la Argentina cuando en 1888 lo contrataron en Mendoza para el régimen de riego. El motivo fue construir las tomas de riego de los ríos Tunuyán y Mendoza.
Luego fue convocado por el gobierno de San Juan para realizar el dique derivador La Puntilla en el río San Juan.
Realizó estudios importantes en las cuencas del río Limay, Río Negro y Neuquén. Fue el creador del sistema de riego del Alto Valle de Río Negro. Gracias a él, el agua llegó a muchísimas chacras para regar miles de hectáreas.
Mainqué y un terroir muy especial
Si hay algo que destaca en esta región son las largas horas de luz que recibe la uva, además de la marcada amplitud térmica y la calidad del agua.
Sus suelos son fabulosos, fluviales, pobres y con algo de calcáreo.
La bodega cuenta con certificaciones Orgánicas y Biodinámicas, como resultado del trabajo realizado en la viña y en la bodega. En cada práctica se tiene mucho cuidado y se le imprime mucho respeto, logrando actividades no invasivas y naturales.
Las viñas están plantadas principalmente con Malbec, hay algunas parcelas de Pinot Noir y de Cabernet Sauvignon.
El sistema de riego es por inundación de aguas del Río Negro hasta 4 veces al año, a través de un ingenioso sistema de canales que datan de hace casi 2 siglos atrás.
Hay equipo
Cada una de las personas que conforman el equipo de la bodega son esenciales y eso es lo desde Noemía se proyecta y transmite. Cada una de estas personas son el apoyo para llevar a cabo los vinos y la filosofía de esta bodega.
Cada día, ellos y ellas son los encargados desde que, sale el sol hasta que se esconde, de velar por los viñedos, los suelos y el cuidado de cada planta para lograr los vinos que tanto se aprecian en Argentina y en el mundo.
Noemía, Mainqué y sus vinos están catalogados como uno de los mejores del país.
Noemía tiene un halo especial, los viñedos y el terroir se abrazan al universo y nos brindan unos vinos maravillosos que con sólo tomarlos te enamoras de la Patagonia al primer sorbo.
Fuentes consultadas: http://bodeganoemia.com/?lang=es
http://www.revistaaire.com/el-enologo-sin-fronteras-que-eligio-la-
patagonia-hans-vinding-diers-bodega-noemia/
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