Hace ya unas semanas prometí publicar la receta de los bollos suizos que tengo guardada desde hace ya unos cuantos años. No tengo muy claro si en alguna ocasión os he contado que una de las mejores épocas que he pasado en mi vida fueron los meses vividos en Madrid. Entre Inglaterra y Suiza pasé un año viviendo en el barrio de Chamberí, rodeada de grandes mercados y restaurantes fantásticos. Un fin de semana iba a Barcelona a estar con mi familia, el siguiente íbamos a cualquier lugar de la geografía y el tercero en Madrid, de bar en bar y tiro porqué me toca. Aquello era un sueño, recién casados como quién dice, sin hijos y todo el día para descubrir rincones y mercados de la ciudad, para disfrutar de las paradas y de la mercancía y probar mil y una recetas. Por aquella época aún no tenía el blog, si lo hubiera tenido lo hubiera reventado porque lo único que hacía era cocinar y cocinar.
En una de esas exploraciones de las cafeterías típicas madrileña descubrí los famosos bollos suizos. La verdad es que para mí un suizo es un chocolate a la taza con nata montada (crema de leche) así que la versión bollo me fascinó. Desde entonces que me convertí en una adicta a este dulce. Lo que no entiendo es por qué hasta ahora no me había decidido a publicarla. Soy un desastre la verdad, tengo tantas recetas en el tintero que ya no tengo claro si las tengo en el blog o no. Luego cuando voy a revisar las fotos hace ya tanto tiempo que las hice que no me gustan nada y me tengo que liar a repetirlas de nuevo y eso en ocasiones es misión imposible. Cuando horneo bollos suizos todos los amigos de mis hijos aparecen hasta de debajo de los muebles, abro la puerta de la cocina y tengo una cola que sale a la calle. Quién hace fotos así? Al final tengo que doblar las cantidades y regalar la primera hornada y la segunda reservarla para retratar.
Mi hermana vio la receta por la tele y se lió con mi sobrino a prepararlos y cuál fue su sorpresa cuando descubrió que la receta no era correcta, no sabían a nada y eran muy mazacotes. De aspecto eran preciosos pero eran completamente neutros. Así que le di la mía, pero cómo estoy segura que los volverá a preparar y no encontrará el mensaje con la receta aprovecho y la pongo por fin en el blog.
Si alguien se pregunta si estos bollos son suizos la respuesta es no. La historia de estos dulces es realmente curiosa, en la confluencia de las calles de Alcalá y Sevilla de Madrid, dos ciudadanos helvéticos inauguraron el famoso Café Suizo donde se servían unos deliciosos bollos de leche para desayunar o merendar. Se hicieron tan famosos que la gente se refería a ellos como los bollos del suizo o los suizos a secas y de esa manera quedaron bautizados de por vida. La receta no traspasó fronteras porque por aquí por mucho que los he buscado no los he encontrado...bueno mis vecinos sí que los conocen gracias a mí, pero eso no cuenta jajajaja.
A mí me chiflan los que tienen azúcar en el centro, en cambio a los míos les gustan más con almendra fileteada, para gustos colores, así que para que no haya peleas se hacen de las dos formas y todos contentos.
Estos días que parece que hemos hecho una regresión en el tiempo y han vuelto los fríos y la nieve, estos bollos con un buen chocolate calentito o un aromático café te arreglan una merienda o un desayuno con amigos. Ahora que vienen días de fiesta, nada mejor que meterse en la cocina y regalar a los nuestros esta delicia.
Nos ponemos manos a la obra?
INGREDIENTES
* 500g harina de fuerza
* 100g mantequilla
* pizca de sal
* 150g azúcar
* 180ml leche
* 25g levadura fresca de panadero
* 3 huevos
* ralladura de limón y naranja
* 1 cucharadita de agua de azahar
* 1 yema+ una cucharada de leche
* almendras fileteadas, azúcar extra
ELABORACIÓN
1. Poner a hervir la leche, cuando rompa a hervir dejarla cocer un par de minutos, apagar el fuego y dejar templar hasta 34° ( éste método ayudará a obtener una masa más manejable)
2. Una vez templada la leche desleír la levadura junto con 50g de azúcar, mezclar bien y dejar fermentar durante 10 minutos. Tendremos lista la levadura cuando al mover la mezcla con una cuchara observemos burbujas en la superficie..
3. En un bol grande incorporar la leche con la levadura, los huevos , el resto del azúcar, la ralladura de los cítricos y el agua de azahar. Ir incorporando la harina previamente tamizada. Ir mezclando con la ayuda de una cuchara de madera y cuando ya no veamos restos de harina en el bol, tapar y dejar hidratar la masa durante 20 minutos.
4. Transcurrido el tiempo incorporar la mantequilla en pomada y la sal. Amasar hasta que no se nos pegue a las manos y obtengamos una masa elástica y homogénea. Devolver la masa al bol untada ligeramente con mantequilla, tapar con papel film y dejar en un lugar sin corrientes de aire hasta que doble el volumen, en mi caso una hora y cuarto.
5. Transcurrido el tiempo volcar la masa sobre la superficie de trabajo previamente engrasada ligeramente con aceite. Formar bolas de unos 60g de peso creando tensión boleándolas sobre la mesa dejando la unión en la parte de abajo, acomodarlas en la bandeja de horno cubierta con papel de horno y separadas entre sí ya que doblarán su volumen, pintar con la mezcla de yema y leche. Cubrir con papel film previamente aceitado y dejar que doblen su volumen en un lugar sin corrientes de aire. En mi caso 45 minutos. Pre calentar el horno a 200°C.
6. Pintar de nuevo los bollos con la mezcla de yema y leche, con unas tijeras o cuchillo hacer unos cortes en cruz en el centro de los bollos y llenarlos con azúcar humedecida con agua , el resto simplemente esparcir láminas de almendra cruda. Hornear durante 15 minutos. Retirar del horno y dejar enfriar sobre una rejilla.
Una receta sencilla perfecta para desayunar, merendar o cuando queráis. Qué os aproveche!!