El caso es que no he tenido tiempo para casi nada, ni si quiera para sentarme a escribir una entrada en condiciones. ¡Y eso que lo he intentado varias veces!
Recetear, si, con C, por lo de hacer recetas, sí que lo he hecho, pero publicar, nada de nada.
Y por aquello de que las fiestas producen nostalgia de lo que vivíamos cuando éramos niños a mi me han venido las ganas de comerme uno de los buñuelos que preparaba mi madre. Recuerdo el olor al entrar en casa después de estar toda la tarde jugando en la calle con los amigos y correr a la cocina a devorar dos o tres. ¡Qué ricooooos!
Ella lo preparaba a ojo y probando, probando he conseguido acercarme a su receta, aunque no queda exactamente igual, porque ella era ¡inigualable!
Bueno, estos son los ingredientes que vamos a necesitar:
3 huevos grandes
1/2 taza de azúcar (150 grs.)
1 cucharada de anís estrellado
2 tazas de harina (400 grs.)
1/2 sobre de levadura
Ralladura de un limón
1/4 taza de leche (75 ml.)
Aceite para freír
Azúcar glas para espolvorear
Batimos los huevos con el azúcar hasta que estén esponjosos.
Majamos un poco el anís en un mortero y lo añadimos con el resto de ingredientes a los huevos.
Mezclamos bien hasta que todos los ingredientes se hayan integrado y lo dejamos reposar media hora. Debe quedar una masa bastante espesa.
Pasado este tiempo iremos friendo en aceite bien caliente cucharadas de la masa. Es recomendable utilizar una sartén honda o un caldero de doble fondo con abundante aceite ya que crecen bastante y según van hinchándose se van dando ellos solos la vuelta.
Cuando veamos que están listos los sacamos y ponemos a escurrir sobre papel absorbente.
Por último los espolvoreamos con azúcar glas.
¡Ah! Se me olvidaba. He puesto una nueva pestaña "Premios". Verás que he eliminado las imágenes de los que tenía del blog. Pásate por allí y podrás leer las razones que me han llevado a hacerlo.
De momento yo me quedo degustando uno de estos buñuelos. ¿Te apetece?
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