En el reto Color y Sabor de temporada, nos toca este mes la calabaza o las cerezas. Pues sí, en el reto tenemos que elegir uno de los dos ingredientes para hacer una receta. Si quieres ver las condiciones del reto, pincha en el logo:
Os traigo una receta fallera. Otro olor típico de las fallas, aparte de la pólvora, es el olor a aceite frito en el que flotan estas preparaciones de harina. Si paseas por las calles llega ese aroma espeso del aceite caliente. Huele a fallas.
¿Quién era la Señora Consuelo? Era mi vecina de abajo en casa de mis padres. Era una señora muy bajita pero había sido toda una campeona en la vida: cuatro hijos, aunque pudieron haber sido cinco, en una época en la que se valoraba la comida y los sabores. Esta señora cocinaba muy bien, pero recuerdo especialmente sus buñuelos de calabaza. Eran espectaculares. Los hacía en fallas y preparaba una cantidad inmensa: la masa le ocupaba una jofaina entera, hasta arriba. Allí salían cientos de buñuelos que repartía diligentemente a todos los vecinos de la finca. A nosotros nos tocaba un plato lleno a rebosar de esos buñuelos. Eran años en que un dulce de este tipo se valoraba mucho más que ahora y los comíamos con verdadero placer. Y también eran tiempos en que conocíamos perfectamente la vida e historia de los vecinos de la finca.
Las cosas han cambiado tanto... ahora subo en el ascensor con gente que no sé si vive en la misma finca o viene de visita y no se me ocurre (ni por un momento) pasar a los vecinos un trozo de tarta o unos buñuelos .
La señora Consuelo no decía su receta a nadie pero, alguna vez, en algún momento de debilidad me la debió dar. No recuerdo ni cómo ni cuándo pero entre mis recetas hay una escrita con mi letra infantil que se titula “Buñuelos de calabaza de la Señora Consuelo” alguna vez debió decírmela, y yo la apunté rápidamente. Siempre he sospechado que se guardó algún truco en la manga. Nunca lo podré averiguar. Pero, bueno aquí está la recetica. Espero que os guste.
Y qué mejor que estos buñuelos tan entrañables?
Preparación:
- Asar una calabaza al horno.
Triturar la cantidad de calabaza que queramos.
- Pesar la misma cantidad de harina que de calabaza.
- Por cada cuarto de harina usaremos 25 gramos de levadura fresca (el cubito ese que ya conocemos, ¡vaya!)
que la disolveremos en agua tibia. Añadir esta agua tibia a la harina. ¿Cuánta agua? En mi receta pone “la que admita”. En fin, para el que no ha hecho nunca buñuelos le diré que unos 100-125 ml por cada cuarto de kilo de harina. Pero, vamos, un poco a ojo. Luego añadir la mezcla de harina a la calabaza y mezclar.
Dejar levar un mínimo de 2 horas, pero se puede dejar más tiempo.
Y ahora viene la parte graciosa: la fritura. Y digo graciosa porque manejar la masa es un poco difícil. Saldrán distintas formas: de buñuelo, de pelota, de nube, de pez… en fin. Preparad una sartén con abundante aceite de girasol, tanto como para que el buñuelo nade en el aceite. Coged un poco de masa con la mano izquierda,
mojaos la mano derecha y coged ese trozo de masa. Intentad (y digo intentad porque es una masa bastante líquida y pegajosa) introducir el dedo índice y el pulgar en el medio. Tirar esta “forma” al aceite.
Freír hasta que estén doraditos.
Sacarlos y ponerlos en papel de cocina para que elimine el exceso de aceite.
Servir rebozados en azúcar o con chocolate.
Y eso es todo amigos.
Mi opinión: Simplemente deliciosos.