No sé qué tiene esta ciudad pero yo le veo un encanto especial. Desde que mi chico encontró trabajo allí, se ha convertido en mi segundo hogar. Pero es que en estas fechas está especialmente bonita, con sus calles iluminadas, sus tiendecitas decoradas, los mercadillos navideños...
Aunque ya no me ilusione como antes, esta atmósfera prenavideña me saca siempre una sonrisa. Así que ya cuento los días para poder estar paseando por el centro sin pensar en nada más que no sean regalos, villancicos y turrones. :)
Lo que sí echaré de menos, como ya me pasó este verano, será mi querido horno, con el que mantengo tan buena relación. Con lo que me gustan a mí las recetas de horno, ya sean dulces o saladas.
Así que antes de que llegue la despedida, mi horno quiso regalarme un plato de esos que te dejan con un buen sabor de boca, y nunca mejor dicho. Seguro que lo hizo con segundas, para que no pase un día estas Navidades en que no me acuerde de él, anda que no sabe...
Ingredientes:
Para el relleno:
1 puñadito de pasas
1 puñadito de nueces picadas
250 gr. aprox. de espinacas frescas
1 cebolla
1 pimiento verde
1 tomate
1 o 2 dientes de ajo
Sal
Aceite de oliva
Para la bechamel:
1 cucharada de harina bien colmada
1 cucharada de mantequilla (o en su defecto un chorrito de aceite de oliva)
Leche
Pimienta blanca
Sal
Nuez moscada
Para los canelones:
10 láminas de pasta para canelones
Queso rallado
Elaboración:Empezamos haciendo el sofrito. Pelamos, lavamos y picamos la cebolla y el pimiento. Preparamos una sartén con aceite de oliva y empezamos sofriendo estos ingredientes. Lavamos y rallamos el tomate, y lo añadimos a la sartén. Lavamos, quitamos el rabito a las hojas de espinacas y las echamos a la sartén. Rehogamos todo y cuando esté pochado, añadimos las pasas y las nueces bien picaditas. Añadimos sal y reservamos para que la mezcla temple.
Precalentamos el horno a 210º. Vamos con los canelones y la bechamel. Calentamos una olla con agua, y cuando hierva echamos una pizca de sal y un chorrito de aceite de oliva. Vamos echando las láminas de pasta de una en una con cuidado para evitar que no se nos peguen, y dejamos cocer unos 15-20 minutos.
Para la bechamel, calentamos en una cazuelita la mantequilla. Derretimos y añadimos la harina poco a poco mientras removemos con la barilla a fuego medio. Cuando esté integrada, vamos añadiendo leche sin dejar de remover y evitando que se formen grumos. Si veis que os queda muy líquida añadimos un poco más de harina, así hasta conseguir la consistencia deseada, ni muy líquida ni muy densa. Echamos pimienta blanca, nuez moscada y sal. Apagamos el fuego y reservamos.
Preparamos la rustidera con un chorrito de aceite en la base o en su defecto cubrimos con papel de horno para que sea más fácil de limpiar. Sacamos la pasta, refrescamos, y vamos colocando y rellenando con cuidado los canelones. Una vez los tengamos, cubrimos con la bechamel y el queso rallado.
Metemos al horno unos 20-30 minutos con el gratinador encendido. Pasado este tiempo que estén doraditos, apagamos el horno y sacamos.
Si los comeis recién hechos os sabrán a gloria bendita ^_^