Parece que me he puesto de acuerdo con ella para asomar la cabeza, pero que no quede duda de que si por mí fuera, me quedaría con el sol tan radiante que hemos tenido esto días y que por fin nos ha regalado esos primeros rayos de luz que son capaces de calentarte el cuerpo y el alma.
Este año tengo la suerte de que mi clase dé al este, y puedo disfrutar cada mañana de unas vistas preciosas del sol alzándose poco a poco e iluminando toda la estancia. Me parece algo mágico y que ocurre todos los días.
Pues eso, como la lluvia de ayer o el sol de cada mañana, aparezco de nuevo para traeros una receta hiper-mega-fácil, de esas que tardas menos en cocinar que preparar la entrada para el blog.
Estas piruletas de queso son el aperitivo perfecto para esas cenas en casa en las que preparas la mesa con mimo, enciendes unas velas, descorchas una botella de vino...
Y es que las cenas son mi momento favorito del día (después de mi ratito del café, claro está) en cuanto a comidas se refiere.
Supongo que no sólo por la comida en sí, sino por todo lo que las envuelve: el atardecer, la noche, luces que juegan con sombras, risas con amigos, miradas cómplices con la persona que te gusta...
Implican no pensar, relajarse, disfrutar de una buena compañía, descubrir un nuevo restaurante, conquistar la ciudad dormida, bailar hasta la madrugada o besar unos labios de postre.
Mi cena en este caso, fue el preludio de un viaje en el que he vuelto enamorada en muchos sentidos. Así que, anticipando que sería un fin de semana prometedor, estas piruletas ejercieron de perfectas anfitrionas.
Y tanto me gustó el resultado que las he querido incorporar a las recetas de mi blog. Os las recomiendo por lo fáciles que son de cocinar y lo ricas que están. Tanto que no pude evitar pegarles un mordisco durante la sesión de fotos.
¿Y a quién debo la inspiración? Pues a Las Recetas de Manans, cuya receta tenía guardada y volví a recordar de casualidad.
Pues lo dicho, os animo a todos a prepararlas. Estoy segura de que no podréis resistiros a hacer sólo unas pocas.
Ingredientes:
Queso rallado
Piñones
Pipas de calabaza
Orégano (opcional)
Elaboración:
Precalentamos el horno a 190º. En una bandeja de horno, preparamos papel vegetal donde iremos colocando montoncitos de queso rallado. Presionamos con los dedos para darles la forma redonda y ponemos por encima los piñones y las pipas. Por último, introducimos un palo de brocheta en cada montón y llevamos al horno. Horneamos hasta que veamos que los bordes están dorados. Apagamos y dejamos enfriar.