Han tenido que pasar más de diez años de blog para publicar una de las tartas más clásicas, se trata de la famosa tarta Carrot Cake o tarta de zanahoria. La he querido poner bonita porque la ocasión lo merecía, ya que la preparé para celebrar el cumpleaños de mi suegra. Así que la preparado en cuatro capas de bizcocho y el glaseado de queso de relleno, en forma de naked cake. La decoración de arriba protagoniza el nacimiento de una zanahoria, imitando la tierra con polvo de galletas y con un trozo de zanahoria que parece que sale de la tierra, con sus hojas originales. El resultado ha sido muy bueno, y ha gustado muchísimo.
INGREDIENTES:
Para el bizcocho:
400 gr. de harina
16 gr. de levadura química
6 huevos
275 ml. de aceite de oliva virgen extra
100 gr. de azúcar moreno
300 gr. de azúcar blanquilla
300 gr. de zanahoria rallada
Una cucharadita de canela molida
Media cucharadita de jengibre molido
Para la crema de queso:
250 gr. de mantequilla
250 gr. de azúcar glass
200 gr. de queso crema
1 cucharadita de esencia de vainilla
Para la decoración:
Cuatro galletas trituradas
Un trocito de zanahoria
Hojitas de zanahoria
PREPARACIÓN:
La víspera tendremos que preparar el bizcocho. Precalentamos el horno a 180º. Batimos los huevos junto con el azúcar (de las dos clases). Una vez que hayan blanqueado los huevos vamos añadiendo el aceite poco a poco. Tamizamos la harina junto con la levadura, la canela y el jengibre molido. Añadimos y seguimos batiendo a velocidad baja. Rallamos la zanahoria y la añadimos a la mezcla con movimientos envolventes.
Engrasamos dos moldes de 15 cm. de diámetro, dividimos la masa en la mitad y vertemos en los moldes. Introducimos en el horno y bajamos a 160º, horneamos hasta que estén hechos. Tardarán más de una hora, porque son bizcochos altos y necesitan más tiempo (si no queréis que la tarta os quede tan alta podéis usar dos moldes de 20 cm. de diámetro, en este caso se hornearán antes). Comprobamos que los bizcochos están cuando al introducir una brocheta ésta sale limpia.
Sacamos y desmoldamos a los diez minutos. Dejamos enfriar totalmente sobre la rejilla. Envolvemos en papel de aluminio y los metemos en la nevera toda la noche (yo no los he metido toda la noche, sólo dos horas por la mañana, tenerlo en la nevera facilita el corte del bizcocho, pero no me gusta mucho meterlos durante muchas horas porque para mi pierde jugosidad, por lo que sólo lo he metido un par de horas antes de cortar, así que si podéis hacerlo así os lo recomiendo).
Al día siguiente preparamos la crema de queso. para ello batimos la mantequilla a temperatura ambiente durante un minuto (yo he usado el batidor plano de la Kitchen Aid, pero podéis usar una batidora de varillas también). Añadimos entonces el azúcar glass y batimos unos segundos a velocidad baja hasta integrar, después batimos dos minutos más a temperatura alta, y por último añadimos el queso crema recién sacado de la nevera y la esencia de vainilla. Batimos a velocidad baja hasta que se integre y reservamos.
Sacamos el bizcocho de la nevera, y con la ayuda de un cuchillo afilado de una lira corta tartas cortamos cada uno en dos trozos iguales. Disponemos sobre un plato o stand y vamos rellenando la tarta, poniendo una capa de crema de queso sobre cada capa del bizcocho. Terminamos con una finita capa por encima y pasamos una espátula por los laterales para ir repartiendo uniformemente otra fina capa de queso. Llevamos a la nevera una hora y repasamos de nuevo con la espátula para quitar posibles imperfecciones. Llevamos a la nevera hasta media hora antes de servir, que decoraremos con las galletas trituradas, la zanahoria y las hojitas de zanahoria.
Espero que os haya gustado mi versión de la famosa carrot cake.
Feliz lunes.